Cascos está afectado
Señor Cascos, un cargo público, salvo que la acusación sea infundada y con ánimo de hacer daño, tiene que acostumbrarse a que los ciudadanos le pidan cuentas. Que sospechen no es que estén acusando. Creo que ustedes están mal acostumbrados; un cargo público gestiona, gasta y cobra del dinero de todos los ciudadanos, y cuando por acción u omisión se malgasta o se cometen irregularidades, se está jugando contra la estabilidad de todos. Por ello, pediría a los políticos que no se alteren tanto cuando alguien le pide cuentas al rey, al rey del mambo, como tal parece cuando se incomodan de ese modo. Tienen a bien, por costumbre, apropiarse de un cargo de por vida, cuando debieran interpretarlo estacional, como el empleo que ahora nos ofrecen como la panacea y la buena gestión.
Lo que faltaba es que ahora un diputado de otro partido no pueda reclamarle transparencia y explicación concisa de toda su implicación en obras, proyectos, reformas o resoluciones si aprecia en ellas alguna anomalía o irregularidad. ¿Pueden ser infundadas? ¡Por supuesto! Por eso no hace falta acudir a tribunales por un "quítate p'allá", bastante ocupados están con sus compañeros de partido anterior y socios de ahora como para añadirles trabajo innecesario.
Incluso el PP, ahora PPSOE, aprobó una "ley mordaza" para maniatar a los profesionales de la información y a los ciudadanos, donde casi no se les puede ni mirar; si ves que roban delante de tus ojos, despilfarran a manos llenas o enchufan a diestro y siniestro sólo debes acostumbrarte a eso, ya que no vale ni siquiera presunto, son inocentes y libres como pajaritos. Groucho Marx ya predecía estos tiempos. ¿A quién va usted a creer?, ¿a ellos (a los corruptos e ineptos) o a mis propios ojos? No tengo dudas, mis ojos por ahora jamás me engañan y se dejan tapar por sujetos de poca monta, por eso debemos denunciar y pedir explicaciones sin miedos cuando un político nos hace recelar.
Señor Cascos, usted ha tenido cargos de envergadura y responsabilidad, no sé si es inocente o todo lo contrario, no doy un céntimo por ninguno de ustedes. ¿Por qué temen acudir al juez? Ofrecerse voluntarios a declarar cuando alguien les pone en duda en alguna operación en la que ustedes han estado muy presentes, ya sea de obras, proyectos o corruptelas que, aunque ningún juez les impute, existe en la generalidad que ustedes estaban allí al menos, muy cerca del meollo de la cuestión, del cotarro.
Esto no es como la mili, donde el valor se les suponía a todos; aquí la honradez hay que ganársela y, además, cuando se la pone en solfa, dar explicaciones razonables y entendibles por todos. Aunque los jueces les acostumbraron muy mal, no sólo sentó jurisprudencia, es que si estuviera Groucho diría que sus ojos estaban viendo la injusticia en todo su esplendor: la única explicación para salvar los muebles y la irresponsabilidad es declarar que no sabían nada de nada, aunque, como dije, nuestros ojos y los de jueces, fiscales y Supremo estén viéndoles tirar del muerto.
Algo debe cambiar en nuestra democracia, lo peor no es la corruptela, es la impunidad. Para ello, ustedes, señor Cascos, deben colaborar. Si actuaron con limpieza, ¿por qué temen la transparencia y el aclarar las dudas sobre toda su trayectoria política?
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