Vicente el carpinteru
Vicente... Te has ido de la manera más suave, a tu manera, pero nos has dejado jodidos, nadie lo esperaba, ni tus amigos (que teníamos una comida pendiente) y, sobre todo, tus hijos, que en muy poco tiempo se encuentran sin la compañía de su madre y ahora de su padre.
Allá por los años 48 o 50 nos encontramos en la escuela en la cuarta clase, con don Ulpiano, tú, en el pupitre con Genaro, mirando distraídamente por la ventana, y Genaro, dándote con el codo para volverte a la realidad; yo, en el pupitre de atrás viendo la jugada que tantas veces se repetía; el futuro carpintero refunfuñaba cada vez que su amigo lo devolvía a la realidad, "qué tiempos".
Desde entonces, muchos años de recuerdos, algunos malos, muchos más buenos, con mucho trabajo... A pesar de los tiempos que nos tocó vivir la infancia y juventud en nuestra querida Laviana.
En lo mejor, te vas sin hacer ruido, nos dejas sin saber qué hacer ni qué decir, con el correspondiente desconsuelo por la falta de tu presencia; lo llevamos mal, pero sé que nos guardarás a tu lado un sitio allá donde estés, como no podría ser de otra manera. Nos has dejado muy buenos recuerdos, y esto sirve para compensar algo tu ausencia.
Descansa en paz, Vicente, te lo mereces, aunque no era el momento.
No te olvidaremos nunca.
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