Tarjeta roja
De todas las tragedias humanas y de los genocidios ocurridos a lo largo del siglo XX, sin lugar a dudas, el Holocausto judío en la Alemania nazi fue el que más impacto causó en Europa. Más allá del horror, el mundo pudo dar fe, con el descubrimiento de los campos de exterminio nazis, de la solidaridad internacional con el pueblo de Israel sin parangón en la Historia moderna.
El arte, el cine, la literatura, el mundo de la cultura en todas sus manifestaciones se volcaron después de 1945 para dar testimonio del horror. En el séptimo arte han sido constantes las referencias a las atrocidades perpetuadas por la locura nacionalsocialista. No es fácil hacer una recopilación de la filmografía que ha tratado el tema, pero hay una película, "La lista de Schindler" de Steven Spielberg, que mejor retrató el mundo y el ambiente de la Alemania nazi, donde un solo hombre resume la toma conciencia de la Humanidad ante el horror.
No recuerdo la cantidad de libros y películas que personalmente he consumido sobre este miserable capítulo de la Historia, pero sí soy consciente de que he formado parte durante muchos años de esa ola de simpatía y afecto solidario con el pueblo judío sobreviviente del Holocausto.
Esta faceta mía (supongo que de mucha gente más) se ha ido quebrando con el tiempo al constatar las miserables actuaciones de los sucesivos gobiernos de Israel, con la complicidad de las potencias occidentales, hacia el pueblo palestino. El tratamiento que los Estados Unidos y Europa han hecho del conflicto Israel-Palestina es vergonzoso, empezando por la concesión de los terrenos palestinos a Israel y el silencio ante la limpieza étnica.
La Plataforma "Tarjeta Roja a Israel", creada en Gijón con motivo del partido internacional clasificatorio para el Mundial de Rusia en 2018 que ha enfrentado a las selecciones de España e Israel y que representa a quince entidades bajo el lema "Ayer Sudáfrica, hoy Palestina", ha tenido a bien organizar una serie de actos lúdicos reivindicativos en los días previos al partido, de los cuales la manifestación convocada el pasado viernes una hora antes del evento deportivo concentró a más de 2.000 personas por las calles de Gijón.
La selección de fútbol israelí, como cualquier otro deporte, ostenta en el ámbito futbolístico la representación oficial de su Estado, Estado que ocupa ilegalmente territorios, expolia los recursos naturales, ejerce el Apartheid, viola sistemática y continuadamente los Derechos Humanos del pueblo palestino.
Llevamos mucho tiempo, demasiado ya, denunciando y condenando a los sucesivos gobiernos sionistas en los foros internacionales, especialmente Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la propia Naciones Unidas, pero cada vez es más evidente que los gobiernos de Israel se pretenden legitimados para continuar masacrando al sufrido pueblo palestino. Dicha "legitimación" nació en 1948 al amparo del Holocausto nazi. Las potencias occidentales, con el beneplácito de la Unión Soviética, cedieron los territorios de Palestina al movimiento sionista pretendiendo "reparar" el Holocausto.
Conviene recordar que cuando hablamos de estas cosas, no debemos implicar a todos los judíos por igual. Por suerte, el pueblo judío es como cualquier otro tipo de sociedad, los hay conservadores, comunistas, anarquistas, socialistas, ortodoxos, ateos, árabes... No todos piensan igual, ni todos participan de la expansión sionista. Lamentablemente, son los menos y, sobre todo, con menos poder en las instituciones. El movimiento Judíos Antisionistas (cuenta entre sus mentores a Albert Einstein, Sigmund Freud, Erick Fromm, Noam Chomsky...) continúa denunciando las prácticas repugnantes de quienes se han arrogado la representación del pueblo judío, cuando en realidad sólo representan al sionismo.
Es bueno recordar también las palabras de un judío universal, Sigmund Freud: "Reconozco con dolor que el fanatismo sin fundamento de nuestro pueblo es el culpable, en parte, del despertar de la desconfianza árabe. No puedo expresar simpatía alguna por una piedad mal dirigida que transforma un trozo de muro herodiano en una reliquia nacional, ofendiendo así los sentimientos de los nativos".
Por mi parte, acudí al estadio de El Molinón a presenciar el partido internacional el pasado 24 de marzo, provisto, como muchos aficionados, de mi tarjeta roja. Lamentablemente, una vez más, el ambiente lúdico deportivo durante el encuentro eclipsó a las tarjetas rojas.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo