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Los toros, algo está cambiando

3 de Enero del 2010 - Francisco Javier Prieto Gancedo (Corvera de Asturias)

Después de un frío día de trabajo escucho mientras ceno tranquilamente en mi casa una tertulia en una de las emisoras de radio con más audiencia de este país; se debate sobre la prohibición o no prohibición de las corridas de toros en Cataluña debido a una moción presentaba por no recuerdo qué grupo en el Parlamento de dicha comunidad. No quisiera entrar en una polémica desde esta sección y menos sobre este tema, simplemente me gustaría dar mi opinión, más bien desde el punto de vista de un observador al que le gusta analizar situaciones que se produjeron en el pasado comparándolas con las circunstancias que hoy día rodearían a dichas situaciones. No hay que ir muy lejos para recordar el auténtico peligro que se podía correr si te pescaban trabajando un domingo, los guantazos que te metía el maestro en la escuela simplemente porque venía de mal humor; los que se querían divorciar estaban fuera de la ley, no te digo nada de los homosexuales o simplemente la que se podía liar en casa si les decías a tus padres que te gustaría llevar un pendiente.

No piensen que hablo sólo de nuestra querida España, en Europa, nuestros más próximos vecinos también iban dejando atrás ciertas costumbres que hoy día los más jóvenes ni se imaginan; de hecho tuve la oportunidad de viajar al extranjero antes de hacer la mili, y les puedo asegurar que por Europa también cocían habas; pero vayamos al grano.

El simple hecho de que se lleve a un Parlamento democrático un debate sobre este tema ya supone una gran victoria para los detractores de esta fiesta, por llamarla de alguna manera.

Por otro lado, los amantes de las corridas de toros deberían sentarse a reflexionar hasta qué punto es normal que en un país europeo, occidental y en pleno siglo XXI se celebren espectáculos públicos donde se tortura hasta la muerte a animales, incluso participando a veces otros animales que a su vez y ocasionalmente resultan mortalmente heridos; ya sé que el toro nació para morir, que anhela el momento de verse en la arena con el matador, que de no ser por todo esto desaparecía, y bla, bla, bla, pero si se hiciese un referéndum entre los toros seguro que preferían desaparecer progresivamente y de viejos en vez de agonizando entre los gritos de la multitud (esta última frase es mía, aunque pueda parecer de Erasmo).

Bromas aparte, creo que algo está empezando a cambiar en nuestra sociedad y los dueños del futuro, que son los jóvenes, han entrado en acción para cambiar no sólo esto, sino muchas más cosas.

Como para decirles a los viejos aquellos de mi pueblo cabraliego con los que me sentaba en el portal de casa hace más de 30 años que algún día en casa Ramón (que es tienda, estanco y bar) no se podría fumar, creo estar oyendo las risas.

En fin, el debate está abierto y yo creo que caerá por su propio peso: pero qué veo, deben disculparme, pero a la vez que escribo esto estoy viendo la portada de un periódico deportivo y, aunque nada tenga que ver con todo esto, no puedo abstraerme de lo que por el rabillo del ojo estoy leyendo en la pantalla de mi ordenador; el Athletic de Bilbao verá cómo en los próximos días debutará con el primer equipo, y por primera vez en la historia del club, un jugador de color.

Vaya, hombre, va a ser verdad que algo está cambiando... pues nada, a disfrutar del fútbol... y de los toros, de momento.

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