Lo que esconde un homenaje
Abro el periódico LA NUEVA ESPAÑA el pasado viernes 31 de marzo de 2017 y me encuentro con la noticia de la concesión a Ramiro Fernández Alonso del premio "Ovetense del año". Entonces vuelve a mi memoria –como decía Rubén Blanco, "la memoria es la inteligencia de los torpes"– el recuerdo del 15 de septiembre de 2006. Comenzaba San Mateo en Oviedo y este conocido peluquero salió solo a dar el pregón de las fiestas en el balcón del Ayuntamiento. Apenas un par de días antes, el Juzgado de lo social número 2 de Oviedo había declarado nulo, por vulneración del derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, el despido de una trabajadora a la que representábamos en los servicios jurídicos de UGT Asturias. Fue mi compañero Aurelio Marcelino Álvarez Álvarez, socialista, sindicalista y leyenda de la jurisdicción social, quien defendió y ganó el juicio para ella y para todas las mujeres que hace 10 años aún tenían menos protección y más miedo.
Se llamaba Beatriz, vino a mi consulta asustada, se había quedado embarazada y no podía decírselo a su jefe, había conseguido mantenerse a jornada completa tras su matrimonio debido a su excelencia profesional; la política de su patrón era que tras el matrimonio no debían trabajar a tiempo completo y si se quedaban embarazadas debían dejar el trabajo. Le dije que debía comunicar a la empresa de inmediato y de manera fehaciente su estado de gestación y protegerse, así, de la decisión extintiva que temía. Comunicamos el embarazo. Inmediatamente, la despidió. La sentencia que estimó la nulidad del despido por vulneración de derechos fundamentales declaró probado no sólo un salario superior al que fijaba el recibo de salarios y que se probó se pagaba en un sobre fuera de la nómina, sino la existencia de un ambiente laboral discriminatorio en el que ese sobre de dinero "B" era el doble para los trabajadores hombres, que también disfrutaban de un seguro de vida pagado por el empresario, además las tareas relativas a la limpieza y lavadoras eran responsabilidad exclusiva de las mujeres... Ese empresario –que incluso vetó como maquilladora a una trabajadora que testificó a favor de Beatriz en el juicio– era el hoy homenajeado Ramiro Fernández Alonso.
Por eso, este artículo, para Beatriz, porque la igualdad y la justicia no se construyen con premios, sino con hechos.
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