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40 años de contaminación

6 de Abril del 2017 - Isabel Villala Sánchez (Gijón)

En los ochenta, los ciudadanos no conocíamos el alcance y las consecuencias que la industria iba a tener en la salud de la población a largo plazo, cosa que ahora sí se conoce, tras más de 40 años contaminando.

No lo decimos nosotros, lo dice la cantidad de estudios que se hicieron como consecuencia de las enfermedades que van apareciendo en todo este tiempo y que, gracias a esos estudios, se sabe que gran parte de ellas se debe a la contaminación. Quienes sí pudieran saber las consecuencias que traerían seguramente serían quienes las producían, pero hasta que Europa no les obligó a empezar a poner medios para paliarlas, se contaminó de manera indiscriminada.

Los tiempos han evolucionado no sólo para mejorar la industria, las ciudades, etcétera, sino para mejorar nuestra vida. Ya que actualmente se viven más años, que estos sean de calidad y no sólo de cantidad. Hoy en día, la gente emplea su tiempo libre en hacer deporte (por otra parte, tan recomendado por los médicos). Eso debiera hacernos reflexionar y ver que la sociedad va evolucionando a mejorar la salud y la calidad de vida, que son lo más importante que tiene el ser humano.

En una sociedad moderna y evolucionada, es lógico pensar que los ciudadanos exijamos a los poderes públicos que velen por cuidar y mantener limpio el medio ambiente, es un derecho recogido en la Constitución (art. 45 del título 1.º), y que establezcan sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado, a quienes lo violen (faltaría más).

Por otra parte, también es muy lógico que el nivel de contaminación haya mejorado. Sería impensable que estuviéramos como hace 30 o 40 años, pero eso no es suficiente mientras se sigan produciendo tantas enfermedades y muertes por esta causa.

Somos conscientes de que el desarrollo trae como consecuencia el no poder disfrutar del Paraíso Natural que tanto se utiliza para atraer turistas, pero también tenemos claro que no se están poniendo todos los medios disponibles actualmente para paliar aún más la contaminación existente. Sólo es cuestión de obligar a las empresas contaminantes a que instalen e inviertan parte de sus beneficios en actualizar y modernizar sus instalaciones.

Quien no sea capaz de no contaminar, que no produzca. La contaminación nunca puede ser el precio que paguemos por el progreso y el empleo. El dinero de las inversiones para cumplir la ley se lo ahorran ellos, y en nosotros repercute el gasto que conlleva curar o paliar las enfermedades que se generan con la contaminación.

En este país estamos muy poco acostumbrados a que los ciudadanos exijamos a quienes nos gobiernan que cumplan y exijan cumplir las leyes y que velen por nuestros derechos.

Debiéramos copiar de otros países más avanzados, que llevan mucho tiempo exigiéndolo (así les va), cosa que nosotros no hacemos (así nos va también). La contaminación sigue instalada en Asturias, pese a quien opina lo contrario. Si no, que pasen por sitios como la zona oeste de Gijón y hablen con sus vecinos, o mejor véanlo ustedes mismos.

Señores, los que no la padecen, no lo saben. Si no, no hablarían con tanta frivolidad de un tema tan grave.

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