Casta o trama
La cuestión religiosa por los albores de los años 1931-32 del pasado siglo, en pleno fervor de la Segunda República, cuyas mentes habían hecho de la secularidad del Estado su bandera: en el mes de enero de 1932, aprueban un decreto sobre la secularización de los cementerios que pasan a ser propiedad municipal; a partir de ese momento, no había distinción entre inhumaciones civiles y religiosas. Cuando el régimen en pleno triunfo podía garantizar las mayores libertades (según estadísticas de aquel entonces, en los cementerios de Madrid hubo 7.859 inhumaciones, de las cuales solamente se llevaron a cabo 134 en los cementerios civiles), también se retiran los crucifijos de las escuelas y otros espacios públicos y se suprime el Cuerpo Eclesiástico del Ejército.
Los que ahora han superado con notable alto la prueba de la casta, han pasado a la asignatura siguiente, trama, queriéndonos retrotraer al pasado siglo o más. Viene al caso con la prohibición de televisar los oficios religiosos, y cuando digo oficios religiosos en la TV pública, sepan ustedes que hay espacios para todos los oficios, religiones y creencias que actualmente existen en España, haciéndola extensiva a la prohibición de los capellanes en los ejércitos y siendo el más significativo por una persona que comió, creció y ascendió en nuestros ejércitos, que poco ejemplo de virtud y que poca cordura social transmite.
Nos cacarean que quieren un Estado laico. Ya somos un estado aconfesional, es decir, que no hay privilegios para ninguna confesión religiosa, sólo respeto para las creencias de los ciudadanos. "Laico" es un término griego que significa "pueblo" y en los textos eclesiales teológicos hace referencia al pueblo formado por todos los bautizados.
En cuanto al concepto de libertad, les recomiendo a los de la casta o trama que tengan en consideración las palabras que hace 400 años puso el ilustre Cervantes en boca de don Quijote y dicen: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encumbre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y por el contrario el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres...".
También Don Quijote le dio a Sancho, su escudero, varios consejos antes de pasar a ser gobernador de la Ínsula Barataria, y le dijo, entre otros: "Préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida en los ignorantes que presumen de agudos"..., "de no mascar a dos carrillos ni de eructar delante de nadie".
Con lo visto a diario como representantes del Estado en el Parlamento, en sus intervenciones en el mismo, destilan rencor, pulsión de poder y ansias de prohibir todo lo relacionado con la libertad de las personas. Ojo con el huevo de la serpiente, como decía un político tiempo atrás (el huevo de la serpiente se está incubando).
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