Héroes cotidianos
Es curioso pero en ésta sociedad en la que vivimos, desde quienes deben de dar ejemplo, son los más corruptos aún hay buenas personas, héroes sin laureles y que solo salen en los medios públicos para protestar por su precaria situación social o laboral. Héroes cotidianos con quienes nos cruzamos todos los días y a quienes no les pedimos autógrafos ni nos hacemos selfis para enseñar a los amigos y quedarnos tan anchos. No meten goles en el minuto 93 , llevándose a la buchaca 10 millones de euros al año, ni babean en las televisiones trincando de lo lindo por haber tenido un vástago/a con un famosote, no se trata de pedorros/as o viceversa que juegan a ver quien la tiene más larga, curiosamente son ciudadanos muy normales, fíjate que hasta pueden ser vecinos nuestros y no nos damos cuenta y tampoco queremos dárnosla, por que suelen pasar desapercibidos. Personas que han nacido con la vocación de servir: médicos/as, bomberos/as, policías, voluntarios/as, misioneros/as... y un largo etcétera de seres humanos que aunque les vaya en el sueldo su ADN, en los tiempos que vivimos de podredumbre social y económica, es cuanto menos diferente.
Hoy voy a referirme a las personas que trabajan en el servicio de ayuda a domicilio, a todos en general pero muy particularmente a los que lo hacen en el contorno de Gijón y alrededores que es el que conozco. Hay que felicitar al Ayuntamiento de Gijón por mantener éste servido de ayuda a domicilio a través de sus asistentes sociales y de la empresa contratada, Eulen. Servidos así, hacen grandes a los ayuntamientos y del mismo modo que estamos en el derecho de protestar cuando las cosas se hacen mal, también hay que alabar cuando se hace bien. Durante más de una década presencié como señores trabajadores, desempeñaban su función de ayuda a mis padres, personas mayores con discapacidades. Todos desde el primer día realizaban sus funciones con la máxima profesionalidad, experiencia, rigor y siempre con un talante familiar. Los seres humanos, con los años nos volvemos vulnerables y en ocasiones el ea riño es el mejor de los remedios. Éstos trabajadores/as, en muchos casos, son la voz amiga que les despierta para asearles, hacerles el desayuno y la comida, ayudarles a comer, limpiarles la vivienda, acostarlos, pero sobre todo durante el tiempo que están con ellos, darles comprensión y cariño, convirtiéndose con el paso de los años, casi en familiares , jamás abandonándoles en momentos delicados, esperando por una ambulancia y aunque no me conste, seguro que en alguna ocasión, rascándose el bolsillo, para , cuando tienen grandes carencias, llevarles artículos de primera necesidad.
Quisiera daros las gracias personalmente a todos, recuerdo muchos nombres, pero me olvidaría de otros y no sería justo, y hacerlo extensivo a todos vosotros que hacéis posible que nuestros mayores que tanto han luchado para que hoy tengamos una soledad mejor, gracias a vosotros nuestros mayores tienen garantizado al menos un poco de felicidad.
No soy sospechoso de absolutamente nada, ya tengo demasiados años para ello , por eso quiero decir que tanto el Ayuntamiento de Gijón como la empresa Eulen a la que pertenecen éstos trabajadores que prestan un encomiable servicio, deben sentirse contentos y orgullosos. Que siga este servicio por muchos años y gracias a todos/as de todo corazón en el nombre de mis padres que fueron los beneficiarios hasta que fallecieron: Daniel Vizoso y Agustina Valbuena y en el mío propio, el abajo firmante.
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