Trabajar cara al público
Estimados lectores, quiero compartir con ustedes un hecho acaecido en la estación de Alsa de Gijón el 16 de marzo pasado y que me indignó. Me gustaría que también quedase como denuncia pública por la falta de respeto y educación de un empleado de esta compañía de la que muchas veces presumimos cuando estamos fuera de Asturias.
Esa mañana, poco después de las 9, compré un billete Gijón-Oviedo. Como quiera que iba con un poco de prisa y vi que había gente en la ventanilla en ese momento, decidí utilizar una de las máquinas expendedoras de billetes. Al realizar la operación y pagar con tarjeta, la máquina me dijo en última instancia, y después de haber introducido mi tarjeta, que no era posible la compra por un error de conexión. Lo intenté en la otra máquina que se encontraba al lado, y allí sí conseguí comprar mi billete. Por seguridad, y ante la duda de si se pudiere haber duplicado la compra del billete, viendo en ese instante que la ventanilla estaba libre, se me ocurrió preguntar al empleado comentándole la incidencia y éste, con total desinterés por informarme y en tono jocoso me dijo textualmente que él tenía bastante con lo suyo y que cuanta más gente utilizara las máquinas expendedoras más pronto le enviarían a él para su casa. Fui educado en todo momento y la ventanilla ponía "información y venta de billetes". Este señor estaría para lo segundo, porque de información, nada de nada. Las personas que trabajan cara al público han de tener, lo primero, buenos modales y educación, y luego saber dar la respuesta adecuada cuando se hace una consulta. Yo no soy persona de discutir y le di las gracias por su "no información". Acto seguido mandé un email a Alsa contando lo sucedido y nadie se ha dignado a contestarme. Eso sí, para bombardearme el correo electrónico con superofertas que luego son todo mentiras funcionan de maravilla. Deducción: el empleado que leyó el email era de la misma escuela que el señor de la ventanilla. Esto es lo que sucede con las empresas que trabajan monopolizando todo el servicio, que hacen lo que les da la gana. En los años 90 me dejé un montón de dinero en Alsa viajando de Asturias a Madrid cada semana durante 4 años y sufriendo los precios abusivos de esta gente. El precio del billete doblaba por aquel entonces el que pagaba un andaluz por ir de Madrid a Sevilla en el Sevibús. Quiero hacer esta denuncia pública, si tiene a bien este diario publicarla, que espero que sí porque todos somos potenciales viajeros y no hay derecho a que se les falte al respeto a quienes en buena medida les deben lo que son.
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