Si no pagas, no juegas y cobras
Hace unos días, leyendo una noticia de este periódico me hizo volver a los juegos de mi niñez y recordar a mis amigos y vecinos de los barrios de la Tenderina y Ventanielles con los que pasé muchas tardes de ocio en una parcela o prado que se encontraba junto al recién construido Palacio de los Deportes o el «Palas», como nosotros lo conocíamos. En aquella parcela empedrada y a la cual no le dejábamos crecer la hierba porque todos los días había partido, menos cuando llovía tanto que se convertía en una llamarga. Allí hice amigos de esos de toda la vida y estrené mis primeras botas de fútbol.
Treinta años después, esa zona está perfectamente urbanizada y dispone de una cancha con porterías de verdad para uso y disfrute de todos los vecinos, sólo que de un tiempo acá un grupo de inmigrantes pone las normas y el precio por jugar en ella, algo que ya pasa en algún que otro parque de Oviedo; además, si alguien les dice algo, ya sabes lo que te espera, una agresión a ti o a tu hijo, como le pasó al vecino de la Tenderina; nosotros a los componentes de la asociación de vecinos les guardábamos todo el respeto y les teníamos mucho cariño porque nos organizaban campeonatos de futbito. Un recuerdo para Tino, que fue un hombre que se encargó durante años de ello. Sólo pagábamos cuando alquilábamos la cancha del «Palas», a 1.200 pesetas de la época, pagabas veinte duros y era como jugar en el Bernabeu . Ahora, después de tanto esfuerzo en impuestos y cuando los barrios tienen una calidad de vida, llega esta gente con sus normas poco cívicas a imponer su ley; y tendrán que aparecer más noticias desagradables de esta gente para que alguien ponga cordura; mientras, deja a tus hijos en casa, es la única forma de protegerlos. Eso sí, no digas ni pío, que te tacharán de racista para arriba. Tampoco dejes de pagar impuestos, los del Ayuntamiento y los euritos para que esta gente mantenga vigilado su territorio, porque, ya sabes, si no pagas, no juegas y cobras.
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