Gibraltar, más que una roca
Otra vez a vueltas con Gibraltar y lo que representa esa porción de tierra y piedra. La compleja negociación del "brexit" entre Londres y Bruselas no ha hecho más que comenzar, pero ya se vislumbra que llegar a un acuerdo será muy dificultoso, entre otras razones porque la primera ministra británica, Theresa May, pretende imponer a sus todavía socios condiciones inasumibles. Aunque España esté muy ansiosa de recuperarla después de más de 300 años intentándolo. Ahora, con el "brexit" y la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, el asunto Gibraltar puede tomar otros derroteros; puede vivir un viraje espectacular, ya que sigue siendo de Gran Bretaña y cuando ésta de vaya de la UE, allí habrá que entrar con pasaporte.
En todo caso, lo más importante es usar la diplomacia. Y ello implica que Madrid deberá pensarse muy bien lo que hace y dice al respecto. Aquello que el ex ministro José Manuel García-Margallo llegó a expresarle a su homólogo inglés, de que Gibraltar era español y que nuestra bandera ondearía algún día en el Peñón, de momento nada más lejos de la realidad.
España no va a recuperar dicho Peñón a no ser que, como manifiesta algún lord inglés, se ratifique tal que las Malvinas con una guerra, como si la batalla de Trafalgar, que dio Gibraltar a la alianza británica-holandesa frente a la franco-española, no hubiera servido para nada. Aquella batalla que España perdió precisamente deberá servir para no alimentar más nacionalismos. Y, en cualquier caso, habría que preguntar a los gibraltareños sobre su futuro, dándoles a escoger sobre tres opciones: seguir siendo británicos como hasta ahora, ser españoles o bien independizarse. De momento ya cuenta a su favor con una selección de fútbol reconocida por la FIFA.
Por otro lado, que los gibraltareños quieran mantener eternamente una colonia inglesa sobre territorio español es comprensible, pues les va en ello un nivel de vida privilegiado y una inversión emocional considerable. Pero que la UE defendiese hasta ahora el mantenimiento de un orden colonial sobre territorio de un país miembro resultaba hasta ofensivo.
Con todo, las cartas están sobre la mesa. Y, para empezar, se
va clarificando uno de los asuntos colaterales del "brexit" que afecta directamente a nuestro país. De forma tajante, los Veintisiete han asumido la tesis de España sobre el Peñón. Y se subrayan dos aspectos fundamentales. El primero, que cuando se consuma el "brexit", la colonia británica quedará automáticamente fuera de la Unión Europea. Se evapora pues la ensoñación de las autoridades gibraltareñas, que coqueteaban con que antes de la salida del Reino Unido del club comunitario se alcanzara alguna componenda que posicionara al Peñón con un estatus ventajoso en la UE. Y segundo, es que tras el "brexit", todos los acuerdos que se alcancen entre el Reino Unido y la UE sólo serán aplicables si España da el visto bueno, pues tendrá derecho a veto.
Se trata de un éxito de nuestra diplomacia. Y esta norma marcará profundamente el futuro de la colonia británica. La realidad es que Gibraltar se ha beneficiado en los últimos 44 años de una posición ampliamente ventajosa , que tiene que ver con el modo en que negoció el Reino Unido su adhesión en las Comunidades Europeas en el año 1973, cuando nuestro país todavía era una dictadura y nada podía decir. En los 6,5 kilómetros cuadrados de la Roca, han regido la práctica totalidad de las leyes comunitarias, pero para los 30.000 gibraltareños el "brexit" va a suponer un drama, porque, quedarse fuera del acceso a un mercado común como el actual de casi 500 millones de personas, tendrá un impacto muy negativo.
Para España es una buenísima noticia el que Europa reconozca en este nuevo escenario sus derechos históricos respecto a la colonia. Y esperemos que sirva de ventajosa arma de negociación frente a Londres en todo el proceso del "brexit".
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