El pan y el circo
Hay cosas que a uno no le entran en la cabeza a estas alturas de nuestra corta democracia: existe una ley (que nos puede gustar más o menos y que es legítimo tratar de cambiar) según la cual se establece un límite de decibelios que no se puede sobrepasar. Una vecina denuncia que le molesta el ruido (creo que todos haríamos lo mismo si llevamos mucho tiempo sufriendo molestias para dormir) que produce un obrador, viene la Policía para medir el ruido y ¡tachán! las mediciones dicen que se supera el límite. En ese momento, un juez dictamina el cese del negocio, que notifica el Ayuntamiento por trámite legal, pero sin capacidad, lógicamente, para incumplir la ley.
En ese escenario hay quien se queja de la posición del Ayuntamiento, y yo me pregunto quién en su sano juicio pretende que el Alcalde o los concejales se salten la ley. Yo, desde luego, no. En primer lugar, porque, de hacerlo, incurrirían en un delito de prevaricación o, en otras palabras, de favorecer a según qué personas por según qué intereses... De eso ya se encargaron, presuntamente, otras corporaciones que adjudicaban obras a sus parejas de hecho y, sinceramente, no me gustaría que se repitiera algo parecido.
La culpa de que haya 17 trabajadores en la calle no es del Ayuntamiento, sino del empresario. El problema es que los empresarios se han acostumbrado a hacer lo que les da la gana sin consecuencias: que si unas facturas en B, que si una obra ilegal, que si ampliación ilícita del negocio y la producción... ¡Y aquí no pasa nada! ¿En qué cabeza cabe tener el mismo nivel de insonorización para la producción de una tienda que para la producción de siete? ¿En serio? Ese empresario, que priorizó el beneficio a mejorar las condiciones laborales (los ruidos también afectan a los trabajadores), es quien debería estar en el punto de mira, porque gracias a que él, y sólo él, por mucho que a algunos les moleste, ha incumplido la ley, ahora hay 17 personas que se quedan en la calle...
Chapó por el alcalde y por el Ayuntamiento, que se han limitado a hacer lo que debían. Todo mi rechazo a esos empresarios irresponsables que, además, pretenden crear discordia y chantajear a las instituciones.
Iyán Vigil-Escalera Fernández
Langreo
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo