No me aburro

17 de Abril del 2017 - María Bobes Fernández (Oviedo)

Soy una de esas personas afortunadas que nunca se aburren. No tengo suntuosas mansiones en lugares paradisíacos ni frecuento lujosos centros de bienestar. No poseo el secreto de la felicidad gracias a una profunda meditación espiritual en el corazón del Tíbet. Tampoco pertenezco a una familia de cómicos que se pasen el día ensayando sus números de risa. Nada de eso. Simplemente me gusta leer. Gracias a los libros no se me hacen largos los viajes, pesadas las colas, tediosas las esperas, insoportables los duelos ni eternas las convalecencias.

Mis primeros recuerdos de la lectura tienen que ver con mi abuelo Arcadio. El verano que eché a leer, tenía aún cinco años, él se encargaba de hacerme practicar cada mañana ; a la sombra del ciruelo, con el periódico del día. Antes de empezar, ponía sus lentes de lectura que sacaba de una caja metálica y que me daba un poco de miedo, porque se parecía a la del practicante que nos venía a pinchar a casa. ...l me hacía leer los titulares primero y después también «lo pequeño». Creo que de ahí vino mi costumbre de leerlo todo.

A los ocho años andaba escondida por los rincones de casa con mis libros de Enid Blyton llenos de aventuras e intrigas ; me quitaba del medio en busca de tranquilidad y también para que mi madre se tropezara antes con otra de mis hermanas y fuera ella la agraciada con el trapo , el « Sidol » y el encargo de limpiar los dorados. Debía tener doce cuando mi profesora de Lengua me prestó « Mi idolatrado hijo Sisí » y « El príncipe destronado » de Delibes. Ya iba al instituto cuando descubrí a Heinrinch Böll con « Opiniones de un payaso" o "Billar a las nueve y media". En esa época también leí unas cuantas obras de Casona - "Mi querida Natacha", "Los árboles mueren de pie" - en una antología que mi padre tenía en una edición preciosa. También novelas de misterio de Agatha Christie. A Unamuno y Baroja los descubrí en mi último año de instituto gracias a alguna lectura obligatoria. "La Regenta" de Clarín la leí nada más empezar a la Universidad. Poco después me tropecé con García Márquez y Aureliano Buendía, que me dejaron prendada para siempre y me abrieron la puerta a otros muchos escritores latinoamericanos; creo que Leonardo Padura con su Mario Conde es uno de mis últimos y más entretenidos descubrimientos.

A lo largo de todos mis años de lectora, nunca perdí la curiosidad por leer hasta "lo pequeño" - ahora ya, por no sacar las gafas, me salto muchas cosas - ni la pasión por los libros de intrigas y misterio. Hace muchísimo tiempo que leí casi de seguido la serie entera de Carvallo, de Vázquez Montalbán; de las andanzas de Wallander por Escania que narraba Mankell, me lo sé casi todo. Suelo alternar libros de este tipo con otros de índole diversa, aunque casi siempre opto por las historias largas y noveladas. Con mi padre leí muchos relatos históricos porque a él le encantaban; recuerdo con cariño obras que descubrí gracias a él, como "El hereje" de Delibes o "El nombre de la rosa" de Umberto Ecco.

Me gusta leer a escritores españoles, no solo porque la manera de contar y las referencias contextuales me resultan más cercanas y familiares - Almudena Grandes o Ángeles Caso, pongo por ejemplo -, sino porque me gusta regodearme en su forma de jugar con las palabras; unas palabras que también son mías y forman parte de mi misma esencia, de mi cotidianeidad, de mi tradición y de mi identidad. De entre todos y en fechas como estas, no puedo dejar de recordar a mi adorado Eduardo Mendoza, flamante Premio Cervantes. Quiero felicitarle una y mil veces por hacerlo tan bien recogiendo y actualizando, con los rocambolescos avatares de su detective-peluquero-repartidor de comida china, toda la tradición de la novela picaresca del Siglo de Oro.

Gracias a todas las personas que escribís libros, que contáis historias, que nos hacéis la vida entretenida e interesante a muchos desconocidos, incluso en los momentos más tristes y tediosos. No sabéis bien lo felices que nos hacéis no dejando que nos aburramos nunca.

Cartas

Número de cartas: 45270

Número de cartas en Mayo: 114

Tribunas

Número de tribunas: 2045

Número de tribunas en Mayo: 7

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador