La Semana Santa
Desde la impunidad que da el anonimato hasta donde permite la dirección, el plural Antonio Rico ha agredido verbalmente y con acento grosero las creencias de miles de asturianos, muchos de ellos lectores de La Nueva España. Así que quienes a diario adquieren el periódico y contribuyen a su sostenimiento y difusión reciben a cambio un bombardeo de adjetivos gruesos de quienes cobardemente, desde sus columnas, se escudan en la opacidad que es, para el caso, el más grave navajeo verbal en un país libre, excesivamente dado a la discrepancia agresiva y grosera, más agresiva y grosera cuando el anonimato ejerce de parapeto.
La libertad de expresión exige respeto y buenas formas en la discrepancia, y aquí faltaron argumentos y datos donde solamente hubo calificativos descalificadores, zafiedad y flagrante falta de respeto. Están ellos y todos en su legítimo derecho de disentir de la televisión, de las procesiones y de las creencias de los creyentes. Pero en los debates sobre cuestiones esenciales, para tener razón hay que ofrecer algo más que adjetivos ofensivos, por otra parte, al alcance de cualquiera. Para esto solamente hace falta que les den una columna en un periódico y que les guarden el anonimato.
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