En plural sólo el género masculino
Tengo últimamente una sensación extraña, veo las cosas de una manera que no me parece la correcta. El pasado 19 de marzo leo la carta publicada en LA NUEVA ESPAÑA que lleva la firma de don Alberto Torga y Llamedo, en su escrito se queja don Alberto de la traducción de las lecturas bíblicas del Nuevo Misal. Particularmente no le gusta la fórmula de consagración. Le disgusta a don Alberto que las palabras ahora “por muchos”, hayan sustituido a las de “por todos los hombres” así sin más. Doliente de la nueva fórmula de consagración, medita sobre la razón con una clarividencia conmovedora que le suscita al señor Torga la siguiente pregunta: “¿Es qué Jesús no ha muerto en la cruz por todos los hombres y mujeres?”. Su pregunta nos ayuda a entenderlo mejor, es aquí donde anida el dolor, el quid de la cuestión, don Alberto signo de modernidad, parece se ha dejado pastorear por esos que tomaron la soberanía sobre sus dominios, cargados con textos de oculto significado, donde pocas cosas tienen sentido alguno, sembradores de cizaña lingüística, como la ministra Bibiana Aido, con aquellos de los “miembros y miembras”, centrada tal vez en el sexo y no en el género.
Vamos a ver, don Alberto, vaya por delante que yo no soy ningún experto lingüístico, es más ni tan siquiera un buen conocedor de la gramática española, lo único que sí tengo es un montón de años, y desde la escuela ya entonces se estudiaba bajo unos planes en los que se valoraba una formación integral. En la gramática en aquellos tiempos aprendí que cuando utilizamos el plural ha de hacerse sólo en género masculino, lo suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo. Cosa que al día de hoy, la Real Academia Española (RAE) sostiene que utilizar en plural el género masculino y femenino se destruye la economía del lenguaje.
No se por qué tropezamos con esa obtusa incomprensión, don Alberto, porque recurren a esos desdoblamientos que nos están apartando no ya del lenguaje gramaticalmente correcto, sino también de nuestro propio lenguaje común. A veces pienso si estaré yo equivocado ciñéndome a la gramática.
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