¡Palo al enseñante!
A la vista de las declaraciones hechas a este diario (22-12-09) de los señores Riopedre y Migoya sobre la controvertida carrera profesional (engendro nacido de sus retorcidas y poco iluminadas mentes) y otras similares aparecidas en otros medios, como parte afectada y no firmante de su mal intencionada chapuza, me veo obligado a contestar a todas ellas.
Allá en el año 2007 sacaron ustedes la carrera mencionada. Era un documento tan impresentable como obtuso y ladino el pensamiento de sus hacedores. Fue sacado a finales del curso para evitar reuniones del personal. Los sindicatos se encargaron de complicar más las cosas y crear discordancias entre el profesorado. No me consta que hubiese sido pedido por la docencia, y menos en aquellos términos abusivos: evaluación ya veremos, devolución de haberes, etcétera. Ustedes eran sabedores de que nuestros salarios estaban a la cola del país, y en vez de promover una equiparación justa inventaron la carrerita.
Conocedores igualmente del que «por dinero baila el can», una gran parte firmó, cobró el anticipo condicionado y cobra mensualmente, pero un nada despreciable 15% se negó al cobro y empezó el follón.
¿Cómo es esto? ¿Criadas protestonas a nosotros? Se dijeron vuesas mercedes. Palo y castigo, hala, sin cobrar y pa la cama. Estaría bonito. En el fondo y analizado fríamente, fuisteis unos pardillos. Los firmantes, seguramente, lo hubieran hecho por menos y los díscolos no lo hubiéramos hecho por más. ¡Pródigos, manirrotos!
En esta tesitura sigue el embolado: la chusma da la lata, y el TSJA le da la razón. Apeláis porque tiráis con pólvora del rey y el dinero público no es de nadie, como dijo una entrañable compañera.
Sigue la portavoz dándonos estadísticas de los centenares de pleitos habidos en su nefasta trayectoria. Debiera esta señora brillar con luz propia en el «Guinness».
El Consejero, al que no le queda ni una tayuela pa sentase, sale cuando le dejan y, con su querubínica cara nos dice que... no hay dinero.
Acabáramos, señor Riopedre. Con la legión de parásitos asesores de nada que pululan por esas dependencias estorbándose y los bien cuidados salarios que la clase apesebrada percibe por no hacer nada, ¿cómo va a quedar dinero para la tropa? Caray, consejerín, eso ya pasaba en la mili cuando la echamos. ¿Non te acuerdes y non fuiste?
Si a lo anterior añadimos lo confortablemente bien que se sienten algunos sindicatos que comen la sopa boba, la conclusión es que no puede haber liquidez.
Sin duda alguna, este desaguisado no hubiese ocurrido si ustedes fuesen responsables con su propio peculio de todos sus desmanes y tropelías.
Como no es así, nos conformaremos con su salida en las próximas. Salud para todos.
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