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Gastronomía, televisión y procesiones

24 de Abril del 2017 - Gerardo Rebanal Martínez (Oviedo)

Escribió sobre las tradiciones religiosas Leonardo Rodríguez Duplá, en el prólogo a la edición del diálogo que mantuvieron Habermas y Ratzinger en la Academia Católica de Baviera en 2004 (Ediciones Encuentro Bolsillo, 2006): "Con el paso de los siglos, en el cauce de esas tradiciones se han ido sedimentando percepciones morales, ideales de justicia y de vida buena que hoy van siendo borrados por la lógica del mercado. Habermas está persuadido de que la humanidad occidental, enfrentada a una creciente pérdida de sentido, se encuentra hoy muy necesitada de ese bagaje moral. Por eso la secularización ha de entenderse como traducción”. La pasada Semana Santa pude hacer un recorrido con algo de deporte (bicicleta), gastronomía y procesiones. Tres días por el camino (vía verde) abierto entre Murcia ciudad y el bello pueblo de Caravaca, que celebra un año santo de la Cruz. Vía muy bien señalizada, 90 km con gentes varias, grupos, peregrinos, unos que van y otros que sin más pasan por allí. En estos días estuvo ausente la televisión. Sólo se atisbó a la ida en coche, en un restaurante de carretera entre Aranjuez y Murcia, de los de aparcamiento sin asfaltar, puerta de bucear entre abalorios, y un interior con muchas familias y niños gritando, pleno de grasa, sudor y ruido, como la trilogía de Churchill. Entre todos los ruidos intentaban hacerse oír personas que gritaban desde una pantalla de televisión, a la que nadie hacía caso. No me extraña que para alguien dedicado a seguir programas de televisión, mejores y peores, como el comentarista de LA NUEVA ESPAÑA Antonio Rico, una Semana Santa de trabajo cargada de transmisiones pías pueda suponer un coup de grâce. En Caravaca asistimos (éramos cuatro, uno de coche escoba y tres ciclistas) a la procesión del Viernes Santo. Hace muchos años que no veía ninguna procesión y es posible que transcurran otros muchos sin volver a ver otra. Pero hubo muchos detalles que me emocionaron. Fue un momento de gran fiesta, de alegría, de flashes de imágenes en movimiento. Y vimos encerrar un paso de la Dolorosa el Jueves Santo de noche, con muchos chavales costaleros y costaleras haciéndose una foto, a cabeza descubierta ya tras la procesión, con el paso detrás, como si de un equipo deportivo se tratase. Estaban encantados. Disiento de Antonio Rico en que la retransmisión de procesiones suponga ninguna prebenda para la Iglesia. La Semana Santa para un cristiano puede no tener procesiones y seguir siendo la misma, es más, seguro que más de un cristiano se habrá preguntado, tras ver el comentario de Antonio Rico, ¿pero sigue habiendo procesiones por televisión? La mayor parte de las Hermandades de Semana Santa han sido y son movimientos de base, y en muchos casos han hecho gala de su laicidad, y de cierta sana independencia de la estructura jerárquica. En 1932 fueron los cabildos (laicos) de las cofradías de Sevilla los que votaron no salir ese año, por "la política de persecución religiosa que está desarrollando el gobierno" (Entrevista a Miguel Bermudo, Hermano Mayor de La Pasión, El Sol, 27 de febrero de 1932). Lo que pudo suponer para Sevilla un año sin procesiones sólo lo saben los que vivieron aquellas jornadas. Sin dramatismos, tal y como Habermas apuntaba, lo religioso puede ser un valor motivacional a la hora de prestar o dar algo más a la sociedad de lo que estoy dando, dentro de un Estado liberal. Si la política podría ser el arte de convivir, habrá que concebir la remota posibilidad de que unos se extasíen con el ciprés de Silos, otros sólo estén pensando en quemarlo, otros nos encerremos en un bucle melancólico para tratar de determinar cuál es el mejor cachopo de Oviedo, mientras que gente joven me despierta a las cuatro de la mañana, dentro de un Citroën Saxo que petardea y del que escapan decibelios de algo que a mí, poco tolerante, me parece el ruido rítmico de las cargas de profundidad. Dado que conozco a Ángel García Prieto, con el que comparto tertulia, y que ha mediado en este interesante tema, quizá se pudiera organizar un encuentro García Prieto-Méndez Riestra-Rico, al estilo Habermas-Ratzinger, y el ámbito ideal sería el Club de LA NUEVA ESPAÑA. Es muy de agradecer esta iniciativa del periódico, abierta a todos, un lugar de libertad como no hay muchos. Y ya puesto a organizar vidas ajenas, para mí un moderador ideal sería don Jesús Sanz Montes, persona con ideas y con buen humor. Salud.

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