Madre, sinónimo de amor y ternura
Viendo el modo que besan las madres a sus hijos desde recién nacidos, queda claro que tendríamos que vivir varias vidas para poder compensar con nuestro cariño, el amor incondicional que nos regalan cada día nuestras progenitoras. La magia del beso de una madre es indescriptible; el efecto terapéutico de un abrazo suyo es inenarrable (ya lo apuntaba José Espronceda).
El domingo 7 de mayo, celebraremos en España el "Día de la Madre". Madre, qué palabra más rotunda y hermosa. Decir madre es decir sacrificio, bondad, amor y un sinfín de vocablos que no terminaríamos nunca de pronunciar.
Personalmente soy hijo, padre y abuelo. Puedo, por tanto, hablar de las tres situaciones. Siempre recordaré cuando yo iba a salir de casa en moto, mi madre previamente me decía: "ten cuidado, hijo". Yo pensaba que pecaba un poco de pesada, pero hoy, soy yo el doblemente pesado con mis hijos y mis nietos, aunque non vayan a marchar en motorizados.
, Las madres sufren por todo, y quieren muchísimo a sus hijos a pesar de que, en muchas ocasiones--nosotros, hijos-- nos desentendemos de los padres pagando su amor con alguna ingratitud o, peor aún.
¿Merece la pena, pues, ser padre y ser madre, por el pago que generalmente se les da? A pesar de los pesares, creo que sí vale la pena traer hijos al mundo ya que en éste encontraremos --seguro-- mucha más luz que oscuridad, que hay más bueno que malo, que proporcionan más alegrías que amarguras.
A las madres, a veces Dios, las separa prematura y físicamente de nuestro lado. Pero eso no impide que sigamos sintiendo su cariño, amparo y compañía. Basta con honrar su memoria y otorgarles un lugar privilegiado en nuestros pensamientos, para sentir la misma fuerza misteriosa y el mismo amor incondicional. Basta con cerrar los ojos, o fijar nuestra mirada en sus retratos. Todo ello nos hará mejores hijos, mejores padres y, sin duda alguna, mejores personas.
Por ello, desde aquí quiero honrar a todas las madres del mundo, ¡felicidades MADRES, así, con mayúsculas! Y muy especialmente a ti, Julia María, que reúnes tan admirablemente las condiciones de ser hija y madre, ¡Enhorabuena!
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