Protocolo de alerta por contaminación
En 2015 se publicó en este periódico una noticia según la cual la Comisión de Seguimiento de la Contaminación desactivaba el nivel de aviso por contaminación en Avilés decretado unilateralmente por el Principado de Asturias en espera de la aprobación del "Protocolo de Alerta por Contaminación" que tendría lugar un año después. El escape de gas que puso en peligro a la población de Avilés recientemente ha puesto de manifiesto el hecho de que están fallando los sistemas de vigilancia en manos de la Administración, demasiado aficionada a la elaboración de protocolos inútiles. Desde Europa exigen la eficiencia en las instituciones y nosotros queremos ser Europa. El problema con el que nos encontramos aquí es que la eficiencia es una quimera y al final nos quedamos con las apariencias. Estoy segura de que para la elaboración del "Protocolo de Alerta por Contaminación" se dispuso de individuos altamente cualificados que escribieron durante semanas sobre los criterios de calidad que se deben cumplir y, seguramente, se consiguió con ello la ansiada certificación que acredita que cumplimos con las Normas europeas. Un tiempo después es fácil comprobar que la contaminación sigue igual que antes de conseguir la certificación. Esa es la realidad de los protocolos. A los políticos les encantan los protocolos. Una vez publicado el protocolo la Administración a la que sirven se da por satisfecha. Lo que sigue a continuación es que el político de turno manifiesta su orgullo por la resolución del problema contemplado en el documento. La verdad es otra muy diferente, no hay personas preparadas para afrontar la situación planteada, no hay medios y no hay mecanismos de control que permitan mejorar lo que no funciona. Por desgracia una vez cumplido el protocolo se da el asunto por resuelto. He ahí el error, los problemas son tales porque su resolución no es tan fácil como escribir y hablar.
Para resolver el problema de la contaminación en Asturias se necesita tener en plantilla a gente capaz e implicada y se requieren medios. Para conseguirlo, lo primordial es tener políticos concienciados de que en su posición al frente de las instituciones están obligados a obtener resultados. Todo el dinero que estamos poniendo en sus manos es para que las instituciones funcionen. Ha llegado el momento en que exijamos resultados. Debemos desplazar de sus asientos a políticos encantados de rodearse de expertos en calidad y protocolos para tener al frente de las instituciones a entendidos en la materia a nivel práctico. Basta ya de quedarnos en la apariencia y en teorías que dejan sin resolver uno de los graves problemas que sufre nuestra sociedad como es el de la contaminación.
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