Confesarse con Hacienda
Estamos en primavera, y los españolitos que aún tenemos la suerte de obtener unos ingresos con qué cumplir con nuestras necesidades básicas, ya sea con salario, pensión o ingresos de autónomo, ahora, como cada año, nos vemos en la obligación de pasar por el confesionario del "padre Hacienda".
A quienes en su día nos molestamos en aprender siquiera lo básico, para confeccionar el puzzle de la declaración, este año nos lo pusieron algo más fácil con el programa denominado "Renta Web", pero viendo cómo funciona todo esto desde décadas atrás, uno acaba pensando que casi mejor sería no tener ni idea de cómo funciona todo esto, pues como suele decirse, "ojos que no ven, corazón que no siente".
La reforma fiscal del señor Zapatero hizo que el mínimo personal del contribuyente, hoy fijado en 5.550, pasara prácticamente de ser una reducción en la base a una deducción en la cuota, alegando que esto era más justo que lo anterior, que, según ellos, beneficiaba a las rentas más altas, pero sin pensar que nos iba a fastidiar a todos los que sin ser ricos tenemos unos ingresos que nos sitúan por encima del primer escalón de la escala de gravamen que, con carácter general, está hoy en los 12.450. Como este sistema a todas luces beneficia a Hacienda y no al contribuyente, pues estos de ahora siguen adelante con el invento y no lo modifican. Esto nos obliga a tarifar toda la base liquidable, al tipo correspondiente en la escala del impuesto, y de la cuota resultante, nos permite restar la cuota correspondiente al mínimo personal; pero (aquí está el truco) al ser éste tan bajo, siempre le corresponde el tipo impositivo mínimo en la escala de gravamen. Como ejemplo: si nuestra renta la sometemos a un tipo impositivo del 29 por ciento; si el mínimo personal lo restáramos de nuestra renta, estaríamos ahorrando el 29 por ciento de 5.550, que supondría un ahorro en la cuota de 1.610. Por el contrario, al haberlo pasado a deducción de cuota, resulta que 5.550 siempre caen en el tipo impositivo más bajo de la escala (hoy 19,5 por ciento) que, aplicado a los 5.550, dan una cuota exenta de 1.082, que supone una diferencia de 527,75 a favor de Hacienda y en contra del contribuyente.
Lástima que cuando alardean de lo buenos que son bajando impuestos, no nos expliquen también este tipo de triquiñuelas que, en mi opinión, sirven para rascarnos el bolsillo de manera solapada.
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