Tarde y mal
Podemos hizo de la lucha contra la corrupción su estandarte de actuación política y su banderín de enganche electoral. Es pertinente reconocerlo así, como lo es señalar que el descubrimiento de los muchos desmanes económico-políticos del PP no es fruto del trabajo investigador de las huestes pablistas, sino de las pesquisas de otros muchos avispados hurgadores de esas tramas, alguno/a de los cuales rinde o rindió misión en el seno del propio Partido Popular.
Es cierto, pues, que, dado ese innegable ascendiente político, Pablo Iglesias no podía desaprovechar la ocasión que le brindaba el "caso Lezo" para enarbolar la bandera anticorrupción, proponiendo una moción de censura contra el presidente del Gobierno, señor Rajoy.
Pero para llevar adelante esa moción de censura deberían ponerse de acuerdo, como mínimo, tres partidos (PSOE, Podemos y Ciudadanos), ya sea mediante su apoyo o con su abstención.
Y es ahí cuando Podemos se equivoca, enviando un mensaje a los partidos que, teóricamente, habrían de apoyarlo minutos antes de anunciar a bombo y platillo ante los medios la presentación de la susodicha moción, además de hacerlo atacando a esos sus potenciales apoyos con infundadas descalificaciones e inmerecidos descréditos.
Podemos clama a voz en grito contra la corrupción que está asfixiando en todos los sentidos a este país, y tiene razón al hacerlo, pero ¿por qué no lo hizo así cuando tuvo la oportunidad de impedir un Gobierno del PP, apoyando a uno del Partido Socialista encabezado por Pedro Sánchez? ¿Es ahora cuando Pablo Iglesias está dispuesto a negociar con los otros partidos sin querer imponer su único y exclusivo criterio personal? ¿Hay algo más tras esa supuesta buena intención política?
Visto lo visto, mucho me temo que el señor Iglesias busca más en estos momentos desgastar al PSOE, provocando el disgusto de sus militantes y una desbandada de votos hacia la radicalidad de su partido, que desbancar a Rajoy de la Presidencia del Gobierno.
Son los socialistas quienes tienen que distinguir las "razones" que impulsan la lucha contra la corrupción de las que animan torticeramente los espurios intereses políticos de Pablo Iglesias y su partido, Podemos.
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