Demasiado fuego en los montes asturianos

Como hombre de campo, con trayectoria ligada a movimientos sociales y políticos, me siento muy preocupado por los recientes cambios acontecidos en la legislación asturiana en materia de acotamientos forestales. Y es que, sin ir más lejos, me he visto afectado por un incendio el 27 de marzo de 2012, donde se quemaron 12.000 pinos de mi propiedad, de 20 años de edad. El incendio, de acuerdo al patrón de los pirómanos, dio comienzo a las 20.30 de la noche del día mencionado y llegó a mi pueblo a las 9.00 de la mañana del día siguiente, después de pasar por tres localidades y quemar más de 300 hectáreas. Algunos denunciamos el incendio y aún no tenemos respuesta de ningún tipo. Con este incendio no solamente se quemaron árboles, sino que se fue el esfuerzo y la ilusión de muchos propietarios privados, que a día de hoy no han vuelto a plantar sus montes.

Vivo en el primer pueblo en hacer la concentración parcelaria de los montes, y gracias a ello tenemos unos accesos a los mismos estupendos. En ese momento se plantaron todos los montes con ayuda de la Consejería, y recientemente hemos certificado más de 150 hectáreas, pues entendemos que es un arma de futuro.

La reciente modificación de nuestra ley de Montes, prohibiendo el acotamiento al pastoreo de las zonas incendiadas, nos conduce a la aceleración de los procesos erosivos y la pérdida de fertilidad de nuestros suelos en los que cada vez con más frecuencia y en mayor extensión veremos más piedras y menos árboles.

También se incumplen compromisos comunitarios y de los propios programas políticos, ya que todos los partidos que han apoyado la modificación proponían en sus programas electorales todo lo contrario. Este engaño no hace más que afianzar la creciente desconfianza de los ciudadanos en la política y en los políticos.

Y es que, hace tiempo, para justificar actitudes y comportamientos poco acordes con los usos y costumbres democráticos, se decía aquello de "España es diferente", bien podría decirse ahora, en lo referente a los acotamientos de los terrenos afectados por el incendio forestal, el "Asturias es diferente".

No olvidemos que en nuestro entorno geográfico más próximo, en Galicia, con carácter general se prohíbe el pastoreo en todos los terrenos forestales que resulten afectados por incendio forestal en un plazo no inferior a dos años.

En Castilla y León, por su parte, los aprovechamientos ganaderos y cinegéticos en los montes que hayan sido objeto de un incendio quedarán suspendidos de manera automática y sin derecho a compensación, durante un período de 5 años, en los terrenos afectados.

Sería conveniente que los referidos grupos políticos reconsiderasen la situación que han creado y que, a imagen y semejanza de lo que hacen y legislan a nivel nacional y autonómico, no se aparten de lo que dice la ciencia y la racionalidad técnica, y entiendan que los intereses de los ganaderos profesionales asturianos no se defienden con estas políticas e iniciativas, ya que la mayoría de ellos desarrolla su actividad profesional dentro de estos parámetros y no quieren, ni les interesa, situarse al margen de los mismos.

Los ganaderos profesionales asturianos tienen razón cuando protestan, pues son señalados como los principales culpables de la mayoría de los incendios forestales; si estos no son culpables, que no lo son -sin olvidarnos de que la mayoría de los incendios se relaciona con los aprovechamientos ganaderos- entonces ¿cómo se puede explicar esto? Muy sencillo, dentro de la generalidad de los colectivos ganaderos, puede haber un colectivo minoritario que se beneficia de las consecuencias de los incendios (enturbiando la imagen de los ganaderos profesionales asturianos).

¿Qué futuro les espera a los montes asturianos, a sus árboles y a sus pastos, una vez que la iniciativa del Partido Popular en la Junta General de Principado salió adelante con el apoyo de todos los partidos excepto Podemos, y legaliza el pastoreo en zonas quemadas, declarándolo como compatible con la recuperación de la vegetación afectada?

Me da la impresión de que existe una pobreza de conocimiento.

El principal argumento de los promotores de la modificación de nuestra ley de Montes identifica consecuencias económicas positivas para la ganadería extensiva, que tiene una parte importante de su base forrajera en el monte; al contrario de lo que afirman, yo creo que la exclusión de las zonas quemadas del cómputo de superficie para ayuda PAC no depende sólo de que estén acotadas al pastoreo; la lectura de los reglamentos de la Unión Europea que regulan las condiciones en las que se conceden los pagos y las subvenciones de la PAC nos avisan de la condicionalidad de los mismos, que obliga a que se realicen prácticas agrícolas y ganaderas compatibles con el medio ambiente, la lucha contra la erosión y el cambio climático, condiciones que no se cumplen cuando se pasta vegetación afectada por incendio forestal que no se ha recuperado.

No dudo del interés de los políticos asturianos; el interés siempre fue el detonante de la apertura de líneas de investigación para esclarecer delitos, pero también la motivación para cometerlos; y no olvidemos que provocar un incendio forestal es un delito.