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2.010, el año de los cinco millones de parados

14 de Enero del 2010 - J. Jesús J. Suárez González (Gijón)

Este año que empieza puede ser dramático para millones de españoles. Cientos de miles de familias se encuentran en situación desesperada, incluso con todos sus miembros en paro. Muchos miles de empresas han cerrado y son legión los padres de familia y los jóvenes que deambulan sin esperanza entre las ETT, el INEM, y las páginas especializadas de los periódicos e Internet en busca de un trabajo, el que sea. También muchos inmigrantes, a los que se atrajo en la época dorada, viven situaciones dramáticas. El presidente Zapatero nos había dicho que ésta sería la legislatura del pleno empleo, no va a ser así. Ese cuento chino. que se repite en muchos foros, sobre que nadie previó la crisis es totalmente falso, había gente que llevaba años alertando sobre lo que se nos venía encima sin que nadie les hiciera caso. Pero es que, además, hasta el mas tonto del pueblo sabía, por ejemplo, que la burbuja inmobiliaria tendría que estallar. Eso hace mas sangrante la irresponsabilidad de quienes nos gobiernan. Los políticos se encuentran desconcertados porque no saben qué medidas tomar después de que han dejado las arcas de los Estados vacías por las ayudas a la banca. Los bancos no han quebrado, pero hay naciones que están al borde de la bancarrota. La recuperación económica que parece vislumbrarse en algunos países es un espejismo, porque no se han tomado las radicales medidas necesarias para encarar el problema de la sobreproducción, causa primigenia de lo que estamos padeciendo. Pero el dinero no ha desaparecido, el problema es que no está en la actividad productiva y si no se cambian las bases filosóficas, tecnológicas y económicas sobre las que se asienta la civilización, habrá un segundo embate de la crisis, está vez protagonizado por las masas de desesperados, y sin la posibilidad de que los Estados, ya sin recursos, puedan hacerle frente. No sería justo culpabilizar solo a los políticos de lo que está pasando, hay millones de ciudadanos sin problemas económicos, que contemplan la situación como un asunto ajeno, cuando les afecte de lleno ya no podrán reaccionar.

En España, donde no ha existido una mínima planificación económica, y donde la gestión de los recursos públicos ha sido pésima, el problema será mucho mas grave. Todo parece apuntar que en este año no se van a tomar las medidas necesarias para encarar la crisis y, por tanto, las consecuencias negativas se agudizarán.

En Asturias el presidente Areces nos ha dicho que la prioridad de su Gobierno será la creación de empleo, pero es mentira. Los presupuestos del Gobierno del Principado, que pertenecen al mundo virtual, han puesto el acento en los gastos corrientes y en las subvenciones, no en la inversión. Parches como el Plan A o la proliferación del salario social agravarán los problemas e incrementarán la deuda hasta límites insostenibles. La consigna perece ser aguantar, pero los acontecimientos negativos vendrán este año en cascada y será muy difícil convencer a los asturianos de que se está haciendo lo correcto. Estamos en una región envejecida, llena de jubilados y prejubilados donde la economía basada en el carbón y el acero agoniza. Hay dos Asturias, la de los que, de una o otra forma, viven de un salario público e, imprudentemente, se sienten seguros y, mayoritariamente, votan al poder establecido y la de los empresarios y trabajadores abandonados a su suerte. El Gobierno del señor Areces, preso de intereses ajenos a los nuestros, ha dilapidado ingentes recursos en el superpuerto de El Musel, y ha malgastado las multimillonarias ayudas europeas y estatales al carbón. Las consecuencias de todos esos errores y de la apuesta por una economía sobrepasada por los tiempos quedarán patentes, en toda su crudeza, en este nuevo año.

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