¡Hala Oviedo!, con orgullo, valor y garra
Soy una gran aficionada al fútbol en general, pero sobre todo amo al Real Oviedo porque ya mi padre nos inculcó esa afición tan maravillosa y acudí con coletitas al Tartiere. Mis tres hijos son socios y siguen y continúan más que yo ese orgullo de ser y apoyar a nuestro equipo azul.
Si el Real Oviedo no asciende de categoría este año, o sea, si no se va a Primera, más de la mitad de la culpa recae en su nefasto arbitraje. He visto todos los partidos o bien en el Tartiere o bien en mi Llanes del alma, en la cafetería Mádison, donde tenemos una gran peña.
Sí, hemos visto partidos muy malos, malos y regulares, pero desde Navidad hemos notado un crecido Oviedo digno de estar hoy currándose un justo play-off, a pesar de las adversidades arbitrales.
Llegaron grandes fichajes, la defensa reaccionó estupendamente, contamos con buenos centrocampistas, con muy buenos delanteros y con un fantástico portero. Con un extraordinario goleador como Toché (que bien merece una placa) y que el viernes 21 de abril falló desgraciadamente un penalti, fruto de los nervios, como bien puede ocurrirles a grandes jugadores del Real Madrid o del Barça, y un largo etcétera.
Para colofón, tenemos como entrenador a un gran profesional del fútbol, dejando en el Real Madrid su huella como un gran futbolista: tenemos a Hierro. Entendió al equipo, se hizo con gran paciencia con él y con el vestuario, y con más paciencia aún, con la afición. Hombre elegante, educado en sus formas y maneras de hablar. No es presuntuoso y es muy realista hablando de su equipo. ¡Hay mucho árbitro fanfarrón! Y por lo que he leído en la prensa, jamás reconocen nada y son pocos los que al venir a nuestra ciudad se quitan el sombrero para decir ¡vaya gran afición y vaya capazo!
Jugadores que pelean con pundonor cuando pueden y se les deja. Otras veces no lo hicieron y cierto es que a principios de temporada no corrían ni levantaban el balón, pero, insisto... todo ha cambiado.
Hartos estamos de faltas, de córneres, tarjetas amarillas, rojas, de expulsiones, de goles anulados, de penaltis inexistentes. Muy pero que muy hartos, pero la afición del Oviedo es demasiado enorme, fuerte como su himno, "es Oviedo ciudad de abolengo" y no cejaremos jamás. Estuvimos en Tercera División, a punto de desaparecer, y ahí estábamos y ahí seguimos, y las injusticias tenían que revertir en justicias y deberíamos y vamos a subir.
Porque creo que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio, y si no es este año, que espero que los señores árbitros lo permitan, será el que viene. No cejaremos.
Gracias a don Fernando Hierro, jugadores y, sobre todo, a nuestra extraordinaria afición.
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