La Vuelta y los niños
El lunes día 1 de mayo, con motivo de la celebración de la Vuelta a Asturias, se celebró la tercera edición de la Vuelta Junior Liberbank. Estamos en el lugar a las nueve de la mañana, una hora antes de la prueba, como siempre se hace. Niños de 5 a 14 años preparados para reconocer el circuito donde van a correr.
Mal empezamos... No se puede entrenar, ya que están colocando las vallas. Primera vez que pasa en los años que llevo con las escuelas. Niños que vienen de toda la región, que se han metido un madrugón para estar una hora parados. Empieza la prueba con 20 minutos de retraso. Categorías 5-6 años y 7-8, media vuelta; principiantes B, dos vueltas, y principiantes A, tres vueltas.
Todo va con retraso. Dónde ganar tiempo, recortando vueltas a las siguientes categorías: Alevines B: de cinco a cuatro; alevines A: de siete a seis; infantiles B, de diez a ocho, e infantiles A, de quince a doce. Termina la prueba y empieza una prueba no competitiva, "II Carrera de la mujer y II Carrera de Vintage". Que me parece perfecto y para la causa que la realizan. Pero son la mayoría de edad adulta, por lo pueden correr a las diez o antes, y no hacer madrugar a las escuelas. Y si tienen que recortar, que lo hagan ahí. Lo importante es que haya afluencia de público.
Empieza la entrega de trofeos (en el camión podium hay baile demostración, pero ahí no se recorta) y comunican megafonía, en veinte minutos llega la carrera. Empezamos a mirar el reloj y ver que a estos chavales no les va a dar tiempo a ver a los profesionales, y en especial ver a Nairo Quintana, su ídolo. Y efectivamente, así fue.
A la organización del evento de escuelas le pongo un cero con mayúscula. Se han utilizado las escuelas para garantizar el éxito de público de la llegada de la Vuelta a Asturias (y no es la primera vez). Porque si multiplicamos los ciento cincuenta participantes, más padres y familiares, sale un número importante de asistentes. Para el próximo año se hace una quedada de escuelas y que vaya el que lo desee, y así no se ríen del que trabaja con entusiasmo y de forma altruista para un deporte tan sacrificado.
Yo hubiera disfrutado más apoyado en una valla viendo el paso de los ciclistas y lo que lo rodea. No pude. Estuve viendo el podium de las escuelas y enfadado, porque no admiten, aunque se les diga, que una clasificación estaba mal, con el daño que hacen. El tercero en alevines A es de nuestra escuela y llegó sin discusión. Lo ponen cuarto y llaman al podium a la cuarta, y ella dice que no, que está mal, y ni así. No lo corrigen. Y se lo dan. La premiada, en un buen gesto, me entrega el premio para que se lo dé a un desconsolado ganador.
Un aplauso por jugar con los sentimientos de un niño que se lo ganó en el asfalto y lo perdió en el podium. De pena. Piénsenlo, organizadores del evento. No metan tantas pruebas a la misma hora si no da tiempo a realizarlas. Y piensen que son niños que asistieron con toda la alegría de un día festivo a realizar una actividad que les apasiona y para ver a sus ídolos, y ustedes se la han quitado. Que ustedes duerman con la conciencia tranquila. Que igual yo no lo hago por el enfado que me hicieron pasar. Pero de todo se aprende, y que el año que viene se organice mejor.
Gracias.
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