Por un puñado de votos
Compra de votos o de apoyos, opino yo, que se puede decir de situaciones como la que acabamos de ver días atrás en el Congreso de los Diputados. No es de recibo que por el hecho de verse el Gobierno necesitado de apoyos para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, recurra a la triquiñuela de regalar lo que es de todos los españoles a los representantes de una pequeña parcela de la finca España, por un puñado de votos, por el hecho de que, sin Presupuestos, el Gobierno quizá se vería en la necesidad de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones generales.
Posiblemente esto no sería en este momento lo mejor para el país, pero lo que, en mi opinión, no se puede hacer, es estar continuamente bajándose los pantalones para satisfacer a cuatro gatos que tienen unos votos que le vienen bien a quien en cada momento gobierna. ¡Ya está bien de hacer el primo! Si no hay Presupuestos y cae el Gobierno, otro vendrá que quizá bueno le hará. ¿Dónde queda el derecho de igualdad entre los españoles? Con este tipo de trueques, el Gobierno salvará sus trastos junto con esos socios de interés que se acaba de buscar, pero hipoteca los de todos los demás, que somos muchos y también tenemos nuestras necesidades, incluso más acusadas que esos a los que ahora, una vez más, se les premia y beneficia.
Señor Rajoy, sin ánimo de ofenderle, como asturiano que soy de nacimiento y residencia, creo que usted, como cuantos otros le precedieron, se toma la finca España como el huerto de su propiedad, donde hacer y deshacer a su antojo cuanto le apetezca. Cuando veo todo lo que se le va a conceder a la comunidad vasca a cambio de cinco votos y todo lo que desde tantos años se nos está negando a Asturias y los asturianos, me encabrona de tal manera que me hace pensar si, en parte, no tendrían sobrada razón aquellos paisanos nuestros de la Asturias dinamitera para actuar como actuaron.
Queda demostrado que el que no llora, no mama. Usted, señor Presidente, en este caso, está actuando como esos padres que tienen un hijo díscolo y, pretendiendo llevarlo al redil, le premian con aquello que no están dispuestos a dar al resto de los hijos, alegando no tener para todos. ¿Puede decirnos a los asturianos y residentes de otras autonomías qué tenemos de más que les falte a los vascos, para que ahora venga usted a darles a estos últimos, que son unos privilegiados frente al resto de los españoles, más prebendas de las que ya tienen, a costa del resto de los españoles?
¡No es justo, señor Presidente! Recurro a Unamuno y le repito a usted lo que él dijo en su día: ¡Vencerá usted, pero no convencerá!
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