La Nueva España » Cartas de los lectores » Comparaciones odiosas

Comparaciones odiosas

11 de Enero del 2010 - José Manuel Fueyo Méndez (Oviedo)

Mira por dónde a Dios le plugo encarnarse en un ser humano y no en un toro, por ejemplo. Viene a cuento la mención del astado por la curiosa coincidencia que se ha producido entre la aprobación en el Congreso de la nueva ley del aborto y una iniciativa legislativa popular, promovida por ciento ochenta mil catalanes, contra las corridas de toros. Ni que decir tiene que oponerse al maltrato de animales constituye una iniciativa loable, como lo es igualmente defender a las especies en vías de extinción. Que las masas se movilicen por algo más que el fútbol, el botellón, la playa... ya tiene su mérito en estos tiempos; pero hay comparaciones, que, aunque suele decirse que son odiosas, no pueden evitarse. ¿Cuántos de estos ciento ochenta mil catalanes se sumaron a las manifestaciones, concentraciones y demás iniciativas que se organizaron tanto en el año 1985 como ahora contra el aborto? No lo sé, pero me temo que el porcentaje habrá sido escaso, porque en el extraño credo de los seudoprogres la defensa de los animales constituye un «artículo de fe» fundamental, mientras que la defensa de los fetos humanos brilla por su ausencia. Y especialmente sorprendente y triste han sido comprobar cómo algún partido político concedió a sus diputados libertad para votar en el tema de los toros y, sin embargo, los obligó a votar a favor de la nueva ley del Aborto. ¡Los seudoprogres son así de peculiares! Quien no se conforme con ser seudoprogre y quiera ser progresista de verdad y, a la vez, conservador de todo aquello que fuere menester conservar y mejorar, debe tenerlo muy claro: en la comparación entre la vida humana y la animal no hay color. Una vida humana es más valiosa que todos los toros del mundo juntos, o que todas las ballenas o los osos panda... Así pues, el mejor ecologista es el que defiende la vida humana por encima de todo. Es verdad que una cosa no impide la otra: se puede defender la vida humana y, de paso, la animal. Pero actualmente son tan numerosos y tan variados los ataques a la vida humana en los cinco continentes, especialmente en el mundo pobre, que no deja de ser un lujo gastar más energías de lo justo en la defensa de los animales. De todos modos, desde el siglo I, en el que los apóstoles tuvieron que vérselas tiesas con los judaizantes para cortar de plano con los sacrificios animales, hasta Benedicto XVI, que también se pronunció no hace mucho contra el maltrato a los animales, nunca pasó mucho tiempo sin que hubiese algún pronunciamiento eclesiástico contra el maltrato a los animales.

Hace días un lector antitaurino de este periódico afirmaba que la llamada fiesta nacional perduraba, entre otras tres razones, por «el apoyo de la Iglesia, que consiente el uso de su santoral para tales fiestas, a pesar de antiguas condenas como la del Papa Pío V». ¡Échale guindas al pavo! ¡Si en Madrid organizan corridas de toros por San Isidro, la culpa la tiene la Iglesia, como si aquí lo hacen por San Mateo! ¡Ya te vale, majo! Con similar rigor argumental, otra lectora de este medio se quejaba, tras las fiestas de Begoña en Gijón, de que se hubiese celebrado una misa en la plaza de toros de El Bibio. Vamos a ver: el coso taurino no es el lugar ordinario de la celebración eucarística, pero si, por razones de espacio, alguien solicita que se celebre allí misa una vez al año, no significa que el celebrante en particular o la Iglesia en general sean maltratadores de animales, de la misma manera que una misa celebrada en un campo de fútbol no implica que la iglesia defienda las injurias a los árbitros. ¿Que los antitaurinos desearían que la Iglesia defendiese con más entusiasmo su causa? ¡Pues claro! Como los parados desearían que defendiese más la suya, y los jóvenes discapacitados la suya. Y perdón por las comparaciones, que pueden ser odiosas. pero establecer prioridades y repartir el tiempo del que uno dispone no siempre resulta fácil. ¿Qué quieren los antitaurinos? ¿Que la Iglesia publique un documento antitaurino a la semana? Obispos tiene nuestra Iglesia, pero me parece que va ser que no. Y, por la razón aducida más arriba, en una corrida de toros resulta moralmente más cuestionable que el torero ponga su vida en grave peligro que el maltrato del animal, que también es cuestionable moralmente, desde luego. Y, metidos en comparaciones, si me apuran, también diría que no es más cuestionable moralmente el maltrato del animal que las subvenciones públicas que se conceden para la llamada fiesta nacional. Al parecer, se acerca a los seiscientos millones de euros anuales la cifra que las administraciones están destinando a tal fin. Y los gobernantes tampoco nos permiten en este caso a los contribuyentes poner la «x» para decir si estamos de acuerdo o no con esta inversión. En fin, que a este cura lo que sí le cabe hacer es sugerirles a sus feligreses que, a ser posible, se abstengan de acudir a los toros, pero, si alguno se empeña en hacerlo, no voy a negarle el saludo por ello.

Cartas

Número de cartas: 45922

Número de cartas en Septiembre: 26

Tribunas

Número de tribunas: 2080

Número de tribunas en Septiembre: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador