Ningún protocolo puede justificarse para claudicar ante la superación
La vida es dura, cruel muchas veces (entre todos, no la hagamos peor aún), por ello, respetando hasta cierto punto a todas las personas, solo me lleva y hace resaltar a quienes se entregan por los demás, quienes hacen que cada día sea diferente al anterior, tratando de superar retos, dificultades y rutinas. A quienes tratan en todo momento de disminuir, apaciguar conflictos y sufrimientos.
Por el contrario, no me puedo callar ante quienes, teniendo una posición de clara ventaja intelectual o de poder decisorio, que dedicándose a una labor pública, se hacen dueños del recinto con todo lo que tiene dentro, tomándolo como parcela suya, recibiendo agradecimientos sin parar y dejando en listas de espera y para segundo plato a muchos, claudicando ante las dificultades, asumiendo de un folio frío sacado de la impresora las directrices de entrega total ante la ciencia y la superación: el maldito protocolo. Al mismo tiempo que, siendo un profesional con caché y respetable, no es capaz de bajarse del pedestal en que le aupamos, e incluso por sus propios méritos por cuantas veces superó las dificultades de ese resignado protocolo. Pero, como dice Rico: ahora parece que tirarse al agua es menos peligroso que antes. ¡No lo es! Es que nos estamos acostumbramos a todo.
Por ello, los profesionales no deben acostumbrarse a todo, menos en quienes observamos ese tipo de comportamiento tomado como normalidad a lo que es simplemente estar curado de espantos, pero que hacen un daño a personas y familias como solo saben quienes pasan por dicho trance de verse en manos de quien aprecian, un tanto insensible y cobarde en planteamientos, como acostumbrado y jugando a la defensiva por fracasos anteriores.
El buen profesional es quien hace su trabajo diario sin dejar la superación en manos de protocolos asumidos en papel reciclado, que hace rutinaria una bella dedicación. La rutina conlleva despistes, dejadez y buen perder, por ello siempre se curan en salud, con un planteamiento negativo que predispone a "que lo difícil, se presienta imposible" sin reflexionar el daño tan inmenso que dejan sus frías predicciones, cuando podrían plantearlo todo desde un carisma más positivo que predispondría a todos a superar todos los retos que esta maldita vida nos pone y dispone.
De todos modos, creo en Dios y en los profesionales de verdad.
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