Los Pujol-Ferrusola y la banda de Écija
Después de los últimos registros por la Policía del domicilio principal de Jordi Pujol, padre, y la imputación y encarcelamiento de su hijo mayor, toda la familia al completo está imputada. Por unos u otros supuestos de corrupción, cohecho, fraude, tráfico de influencias, blanqueo y evasión de capitales, etc..., todos, absolutamente todos, tienen causas abiertas en los juzgados.
Por ello, visto lo visto, no es aventurado decir que "los Siete Niños de Écija" eran unos aprendices, y además han sido superados en número por esta nueva versión catalana del trinque, a la que solo les falta el trabuco. ¡Coño, la cuadrilla de bandoleros ecijanos eran siete, estos son siete "niños" más papá y mamá, nueve!. Además, a diferencia de aquellos salteadores estos no tienen que ocultarse, todos hacen la vida normal de cualquier ciudadano honrado, pueden salir de España, salvo últimamente el mayor --Jordi Pujol Ferrusola, que se encuentra en la actualidad entre rejas-- las veces que quieran y no tienen que "fichar" en el juzgado. ¡Vamos, que para nada tienen que echarse al monte! La policía, de cuando en vez, les registra sus ricas viviendas, pero ellos siguen como si tal cosa. Parecen estar todos muy bien avenidos y cualquiera diría que " la familia que trinca unida no permanece unida".
Todo esto comenzó un 25 de julio de 2014, cuando el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol Soley, reconoció en un comunicado que tenía dinero en bancos extranjeros no declarado -en Andorra, sin ir mas lejos-, producto de una herencia paterna, tal y como dispuso su padre, Florenci Pujol i Brugat. Era un dinero dispuesto para cuando las cosas vinieran mal dadas en la carrera política del vástago y le pudiese servir de manutención a sus siete hijos y esposa, Marta Ferrusola.
Por su parte, esta buena señora, Marta Ferrusola, ha aprovechado la posición de su marido para favorecer sus empresas de jardinería, para enchufar amigos y familiares y para fomentar la creación de una red familiar en el mejor sentido siciliano del término.
En cuanto a Jordi Pujol, padre, pasó de honorable a detestable en una década. En el 2004, fue elegido por un diario madrileño como "español del año" y en el 2014, estallaba el "caso Pujol", con implicaciones en el ámbito familiar, financiero, policial y político.
Para finalizar pienso que estamos ante un serial de novela negra. Y que el "espectáculo" de Pujol y su familia hace tiempo que debería ser representado en la cárcel. Entre barrotes.
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