Maravillosos profesionales
Cuando la vida te golpea y te arranca algo de lo más preciado que posees, el mundo se derrumba a tu alrededor y fallan las fuerzas, el ánimo y casi las ganas de seguir adelante.
Hace pocas fechas me tocó a mí llevar ese golpe, que no por esperado fue menos duro. Se nos fue mi padre, Francisco Simoes, después de una vida llena de bondad y amor por los demás. Luchó por vivir y por no hacernos sufrir, hasta el último segundo de su existencia.
Sus últimos dos meses fueron compartidos con el equipo de paliativos del centro de salud de Mieres, Ricardo y Elsa. No quiero dejar pasar más tiempo para expresar públicamente por medio de estas líneas nuestro agradecimiento, y el mío personal, hacia estos maravillosos profesionales. El amor que demuestran al realizar su difícil trabajo, la bondad hacia el paciente y su familia, el compromiso con la situación tan difícil en la que tienen que intervenir, su emoción –que trasciende a su propia labor profesional– fueron para nosotros tan importantes o más que su propia intervención como médicos.
Así pues, gracias por vuestra integridad, vuestra bondad y por haber contribuido a hacer más llevaderos los últimos momentos de mi padre.
Encarnita Simoes Castillo
Mieres
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