Una gran amistad
Las relaciones entre las personas pueden llegar a ser muy diversas en sus formas y en como desde afuera podamos verla, y juzgarla, siempre con un mínimo de ética, y respeto y desmenuzando cada trozo de momento en el que los verlos juntos, y sobre todo escucharlos.
Esta gran amistad, que os quiero comentar, es la que se encuentra entre dos jóvenes muchachos, alrededor de los veinte tantos años, que se llegan a encontrar, gracias a una gran ilusión, que durante años, tienen los dos, en común, la pastelería, pero no esa pastelería industrial, que todos conocemos, si no esos pequeños pasteles, nuevos, distintos, con sus sabores sacados de la imaginación y esa imagen que nunca te acaban de sorprender, excepcionales en todo el sentido de la palabra. Su relación se basa en el apoyo mutuo que se dan uno al otro, personalmente, comentando cosas de sus vidas, de su entorno y cosas que suceden en el día a día y sobre todo en lo profesional, se compenetran hasta tal punto, que por las necesidades que surjan, desmenuzan los sabores, refuerzan las imágenes de sus pasteles y si uno de los dos no pudiera realizar el trabajo, el otro lo complementa con su esfuerzo y así, nunca habrá un hueco en ninguna de las vitrinas repletas de sus excelentes pasteles.
Sois jóvenes, emprendedores y aunque uno sea jefe y otro empleado, veros juntos trabajando, elaborando esas delicias de pasteles, me hace ver, la ilusión que ponéis en vuestro trabajo, en el apoyo que os dais mutuamente, aunque algunas veces "choquéis", como se suele decir, y es normal, pues os pasáis muchas horas, horas y horas juntos, esa relación de amigos a mí, me parece más una buena relación de hermanos. Jonathan, Manu, ver el brillo de vuestros ojos y el orgullo, al explicarnos uno de vuestros pasteles, solo en ese momento, puedo comprender vuestro gran esfuerzo y vuestra gran ilusión, seguid siempre así, pues ya sabéis que en el Cabo Busto, siempre hay que luchar, contra tempestades, vientos y mareas.
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