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¿Descarbonizar la Tierra?

26 de Junio del 2017 - José Antonio Martínez-Álvarez

La fundamentalización extensiva o global de las variadas “fluctuaciones climáticas” y de los muy lábiles aspectos de las “contaminaciones” conducen a confrontaciones de estudio cruciales. Tanto para conocer y posteriormente prever pormenores del desarrollo de zonas de la Tierra, ya sea en su faceta vital como en las no vitales. Que existieron fluctuaciones climáticas, catastróficas o fuertemente destructivas sobre la superficie y subsuelo de la Tierra de cada momento está sobradamente probado. También como tales manifestaciones fluctuantes continúan incorporadas, incluso a los cambios estacionales de cada anualidad de la cronología humana actual, cual efecto común propio de la actividad geo-vital. Por otra parte los residuos materiales no-bióticos, bióticos, industriales, urbanos (contaminantes) emitidos por las dinámicas fluctuantes y variaciones parametrizadas y controlables diversas, es conocido cómo dan lugar a las fenomenologías de contaminación; tanto genéricas como las específicas globales-regionales.

La tendencia científica más reciente se inclina en tratar de buscar hipótesis finalistas sobre el porvenir de la Tierra y terrestres. Las más manejadas en estos momentos por las informaciones de investigación mediáticas y de divulgadores científicos de oficio son las esenciales siguientes: (1) Calentamiento “global”: elevación de temperaturas ambientales globales cuyas consecuencias colaterales más emblemáticas serían las modificaciones en los océanos y particularmente en sus ámbitos costeros, así como respecto a la atmósfera meteorológica. (2) “Cambio climático” (local o regional) que se quiere extender a los ámbitos y espacios globales. Tales derivaciones de la hipótesis genérica atribuyen al “hombre del desarrollo-bienestar” y su geo-periodo activo (a denominar ¿“antropo-desarrollense”?), causante esencializado de los males y modificaciones citados o referenciados.

La tecnología y sociología política focalizan la hipótesis de causas en la utilización de “energías fósiles”. Sus proposiciones son: ¿“descarbonizar” la Tierra? Y, consecuentemente, ¿“desfosilizar” la energía? Así se quieren presentar sociológicamente, con el añadido de fechas, para conseguir diversos estadios en las mencionadas proposiciones. París, tras Kioto, y más recientemente Marrakech son los lugares elegidos para lanzar al orbe global cultural los “protocolos-carta”, destinados a producir la inversión, así como la atenuación de las hipótesis científicas y tecnológicas, atribuidas o supuestas, al periodo en curso del desarrollo antrópico extenso y desmesurado. Tanto por global como debido a las vertientes colaterales de mantenimiento, no obstante, del bienestar, que pocos se atreven a cuantificar. ¿Es posible descarbonizar la Tierra?: solamente disminuir puntualmente algunos aspectos, mediando una disciplina sociológica y (¿económica… tanto para ámbitos desarrollados como emergentes…?) de muy difícil definición. ¿Resulta factible desfosilizar energías?: únicamente localmente, mediando los problemas del reciclado industrial, así como sus efectos en las energías geotérmicas y geo-termonucleares (termogasíferas y de autofracking residual del subsuelo). Las reuniones citadas y las del Protocolo de Montreal para disminuir los HFC emiten cartas de propósitos reconocibles, pero difícilmente ejecutables y, sobre todo, ajustables, a nivel global. Bueno es que al menos sirvan para abrir horizontes de responsabilidades, y no tanto que se excedan en expectativas con fechas. Salvo las de respetar, conservar, estudiar y desarrollar -con mesura- la tierra ambiental y mineroindustrial permanentemente, cual venimos proponiendo y promoviendo hace años desde la cátedra emérita actual y actividad de estudio investigador que la providencia impone y, a veces, permite desarrollar en algunos aspectos.

El bienestar desmesurado y desfigurado de mil maneras y liberaciones es el escollo sociológico, así como piedra de todos los caminos, que voluntariosamente se pretenden ¿“enciclar”? sobre esta esencial temática. Sólo queda desear que se encumbre no tanto el bienestar y libre disponer, además ilimitado, como los “deberes” (“encíclicas tecno-laicas); frente a las bases de deformación de éste, contenidas en las esencias del ser y dinamismo permanentemente, así como latente en toda la Tierra. La Tierra envejece y se la hace envejecer; su estructura de envejecimiento (desambientación-contaminación) precisa de cuidados. Los hospitales universitarios ambientales terrestres deben nacer-renacer y ocupar tales complejas y permanentemente latentes funciones. Los hombres envejecen, pero sobre la Tierra y sus medios, que deben ser adecuadamente medicados.

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