La caza y la necesidad de comunicar
Se ha dicho que la mayoría de las personas no son abiertamente contrarias a su ejercicio, sino que se muestran indiferentes, debido a la falta de información. Es muy posible que así sea. La caza sometida al ostracismo de su difusión vive momentos cruciales que la desvirtúan de sus raíces, a pesar de su vínculo estable con el progreso de la sociedad.
La actividad cinegética se debe conceptuar como un ejercicio que tiene importantes beneficios socioeconómicos y medioambientales, referencia de un hecho social trascendente. La práctica de la caza no debe ser entendida como un ejercicio estéril ni perturbador, sino factor legítimo de integración y concordia.
Son momentos, los actuales, decisivos para el futuro de este sector en su vertiente social, que requieren de liderar una estrategia de comunicación que facilite la propagación de contenidos reales y se instituyan propósitos lectivos de los valores absolutos que han convertido a los cazadores (se juega mucho el gremio en este envite) en verdaderos tutores del conservacionismo.
Resulta necesario, más que conveniente, profundizar en la extensión de iniciativas que proclamen con rigor el sentido social con que se han de considerar todas estas cuestiones. A falta de ayudas toca a las organizaciones venatorias mejorar de forma sustancial una valoración que ahora mismo se encuentra muy deteriorada.
La caza en Asturias carece de la necesaria promoción institucional, lo cual simboliza un hándicap de nefastas consecuencias para la credibilidad de sus principios. Una labor preventiva, como fin determinado, debería establecerse con carácter primordial: el de la conveniente instrucción a la ciudadanía desde los organismos públicos, federación, sociedades y la aportación moral y material de aquellas industrias relacionadas con el sector, de quien tanto se sirven y beneficio obtienen, que tenga por objetivo descubrir aspectos que se desconoce y corrijan infundadas creencias dispares con la realidad que supone la caza tradicional.
En este notable campo de la información y docencia nos hallamos gratamente sorprendidos con las iniciativas llevadas a cabo por diversas federaciones regionales de caza, entre las que no se encuentra, por acción u omisión, la asturiana. Una actitud pasiva incomprensible que desespera y sienta malestar entre los aficionados, conscientes del problema que se les viene encima, de no atajarlo con firmeza a tiempo, que acompañan y participan, siempre que se les brinda la oportunidad, en actos culturales de centros escolares, transmitiendo al alumnado en sus primeras etapas de formación un mensaje implícito sobre las propiedades que genera la caza, no sólo en el ámbito de su concepción y desarrollo, como elemento cooperador en la sostenibilidad y protección del ecosistema y defensa del territorio, sino que también, su influencia positiva en la creación de empleo y riqueza.
El de la pedagogía en Asturias, para esta materia en concreto, es un camino que, tal y como están las cosas, se hará muy difícil recorrer. Habrá que aunar muchas voluntades, cesión de intereses y no cejar en la perseverancia. El trayecto se encuentra muy abandonado por los responsables de mantener su limpieza. No hay atajos, es el único paso.
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