Otra historia de salmones, reos y truchas
Pues eso, una más de lo mismo en el camino al desastre.
Recientemente, desgraciadamente un accidente causó la muerte de un camionero y el vertido de miles de litros de combustible al río Cares en la zona más sensible de este: la antigua Reserva de Niserias.
Un día triste, sin duda, tanto para la familia de este trabajador como para la vida en la ribera de este río.
En buena lógica, cuando me enteré, como pescador y asturiano, pensé que se tomarían medidas acordes al desastre:
-Retener y eliminar el vertido en lo posible.
-Limitar el tráfico de mercancías peligrosas en tales cantidades por una carretera donde apenas pasan dos coches cuando se cruzan.
-Suspender la pesca, por razones obvias: tanto por precaución hasta valorar el impacto sobre las especies como por seguridad en el consumo de éstas. Aunque de venta prohibida todos sabemos que la ley dista mucho de estar cumpliéndose.
-Capturar el mayor número posible de reos, truchas y salmones, llevándolos a la zona superior del río, para que al menos no se ponga en peligro el desove y el futuro de este río.
-Valorar el impacto sobre vegetación y vertebrados del fondo del río, que, aunque es algo que no vemos, es lo más importante para el futuro sustento de todo el ecosistema.
Sorprendentemente lo que veo es que desde alguna asociación de pescadores lo único que preocupa es seguir pescando, que hay que sumar número.
No parece preocupar que se declare el daño natural, exigiendo a los responsables:
-El valor de una eliminación eficaz del daño.
-El valor de la reparación del desastre.
-El valor de las pérdidas a hosteleros y comerciantes de la zona.
Hoy grupos ecologistas ponen el grito en el cielo por este tema y, aunque no siempre es así, por una vez estoy de acuerdo con ellos.
Sólo les pediría que, con su gran influencia dentro de los órganos de Gobierno del Principado, pongan el mismo empeño para que se eviten más desmanes:
-Un río como el Esva, con 17 salmones en todo el año pasado y parece que a peor este, se siga pescando. En cualquier país con cultura salmonera se echarían las manos a la cabeza sólo de pensarlo.
-Narcea y Nalón, asolados por los caudales que sólo sirven a necesidades de energía, y llenos de depósitos de gasoil, carbón, lodos…
-Un Navia antaño lleno de salmones y al que ya nos hemos resignado a perder, acompañado del Porcía.
-Mientras las comunidades vecinas protegen sus especies, en nuestra región por el módico precio de unos 20 euros de licencia hay barra libre para llevarse truchas, reos y salmones, atrayendo a pescadores de toda España y de fuera de ella, sometiendo a nuestros ríos a una presión que no aguantarán mucho más tiempo.
-Con la sequía histórica que soportamos sigue permitiéndose la bajada de más de dos mil piraguas y otras embarcaciones diariamente en los meses de mayor estío, por un cauce salmonero, sin evaluar, con un plan de impacto medioambiental (que nunca he visto), la repercusión en el fondo del río con el crecimiento de una enorme cantidad de alga y la eliminación del oxígeno, que como todos sabemos es el índice que marca la presencia de salmónidos en ríos. Denle un vistazo si no a la zona baja del río en agosto y opinen.
Todos se echan manos a la cabeza por la pérdida económica inmediata que supondría limitar las piraguas, pero nadie valora la pérdida económica de un futuro en Asturias sin salmónidos.
Ahora todo se nos va en decir que la culpa es de la pesca en alta mar, de los cormoranes, garzas…
Pues seguramente todo ello tiene un gran impacto, pero nuestros salmones se unen en el mar del Norte a los nacidos en otros países y parece que las redes sólo buscasen salmón asturiano, porque en esos otros países las poblaciones, cuando menos, se mantienen.
El mundialmente afamado coto de Mieres, visitado incluso por turistas asiáticos, se ha quedado en nada, y tendrá mucha culpa el cormorán, pero como muchos sabemos estaba lleno de ejemplares de trucha que superaban los dos y tres kilos, y ésas no se las comió el cormorán, al menos el que tiene plumas.
La labor del diario LA NUEVA ESPAÑA en este tema debido a su gran difusión también es de vital importancia y por eso les pediría que aparte de las abundantes opiniones de los prácticos del lugar en temas de pesca de salmón, no siempre libres de intereses particulares y con opiniones que casi nunca avalan más que con su supuesta fama de pescadores, nunca de conservadores, dediquen algunas páginas a los estudios y conclusiones de especialistas mundiales, cuyos consejos han valido para que en muchos países el salmón siga siendo una especie fuera de peligro.
Dejémonos de echar la culpa del desastre a causas que no son el meollo de la cuestión y busquemos la verdad, si queremos ponerle freno, o lamentablemente nuestros salmones correrán la suerte del urogallo, y puede que luego a nadie le interese recuperarlo porque se terminaron los fondos europeos.
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