PSOE: El no que derivó en sí
Como ya es sabido, el pasado domingo Pedro Sánchez dio la campanada y se impuso a Susana Díaz en las primarias del PSOE, aunque la presidenta de la Junta de Andalucía haya ganado en su feudo. Por segunda vez consecutiva, Pedro Sánchez se convierte en secretario general gracias al apoyo de la militancia, pero esta vez con un sabor distinto. Si la primera vez Sánchez era el candidato que gozaba del apoyo del "establishment" socialista, en esta ocasión era un simple aspirante tras haber sido descabalgado el pasado mes de octubre por el comité federal. Convertido casi en un apestado político, Sánchez se propuso concurrir para ganar y lo ha conseguido con un discurso que apuesta por el pacto con Podemos y el enfrentamiento sin fisuras con el Partido Popular.
El PSOE dispone pues de un nuevo liderazgo legitimado por las bases pero aún contestado por el aparato orgánico casi en pleno. De los pasos que hasta el congreso federal de junio den, tanto el equipo ganador como sus detractores, dependerá que el partido pueda abrir de verdad una nueva etapa, marcada por la cohesión y la moral de victoria, o que se precipite otra vez en el pandemónium de rencillas que detonó su implosión.
Muchos lo dieron por muerto tras el "putsch" de Ferraz, pero a la vista queda que la historia le tiene reservado a Pedro Sánchez algún misterioso
papel que, por ahora, desconocemos. La militancia del puño y la rosa dejó muy claro el domingo pasado lo que quiere: un partido de retórica izquierdista y liderazgo banal. Tampoco Susana Díaz, la gran derrotada de la noche, era mucho mejor, pero al menos tenía algunos conceptos claros y propugnaba un continuismo de la tradición socialdemócrata que era tranquilizador.
Pero no deben cantar victoria los nostálgicos de los puños en alto y "La Internacional": Sánchez no deja de ser una auténtica incógnita, un "rojo" sobrevenido con más telegenia que ideología, un oportunista que lo mismo posa con una enorme "rojigualda" que se va a Cataluña a repetir los lugares comunes de los nacionalistas. Los hombres como el compañero Pedro cambian según soplan los caprichosos vientos de la política.
El congreso del partido, en menos de un mes, dirá si hay posibilidades de que el PSOE vuelva a ser el partido que necesita España o sí, por el contrario, da un nuevo paso hacia su Gólgota particular.
Por otra parte, el PSOE lleva mucho tiempo equivocándose y Sánchez tiene un buen puñado de errores en su haber. Sería otra equivocación entretenerse en "vendettas" políticas cuando lo que necesita el PSOE, y España entera, es un sólido proyecto de gobierno alternativo al del PP.
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