No, no más milongas
Después del terrible asesinato producido días pasados en un concierto para adolescentes en Manchester, hemos asistido al bochornoso acto de los minutos de silencio y las condenas de boquilla de los mandatarios de toda la cultura occidental, solidarizándose con las víctimas y sus familias y contándonos que las democracias no serán vencidas.
¿Pero qué milonga es ésta?
¿De qué sirven los minutos de silencio y las condolencias contra unos asesinos?
¿Piensan que con ese silencio y esa condenan han solucionado o van a solucionar el problema?
¿Quién mantiene, dirige y ordena esas ejecuciones?
¿Quién financia a la cúpula que decide quién vive y quién tiene que morir y en qué lugar?
¿Dónde consiguen sus armas, sus Toyota nuevos, los clientes para vender su petróleo, el dinero para pagar a sus mercenarios, o es que alguien se cree que estos asesinos se conforman con las cuarenta vírgenes prometidas en el paraíso?
¿Si es vox populi quiénes son los gobiernos que financian a estos terroristas, cómo es posible que los gobernantes del mundo entero no lo sepan?
No nos merecemos a unos gobernantes occidentales ciegos y sordos, porque además de ignorar lo que todo el mundo sabe les hacen toda clase de parabienes serviles.
En lugar del minuto de silencio y la solidaridad con las víctimas y sus familiares, deberían decirnos la verdad, que "poderoso caballero es don dinero" y que es el peaje que hay que pagar para que sus-nuestros países puedan hacer fabulosos negocios de ventas masivas de armas, aviones, kilómetros de líneas de Ave o de metro.
Por favor, no somos idiotas ni retrasados mentales, explíquennos que aquí no hay un problema de difícil solución, que lo que hay es un peaje que hay que pagar para que los estados, y algunos más, continúen con sus millonarios negocios.
Los que peinamos canas recordamos las palabras de D. Alfredo Di Stéfano que decían "las ligas se pierden en casa y se ganan fuera".
Cuando los asesinatos se producen lejos, como la matanza de los cristianos coptos en Egipto estos días, es mejor no "menearlo" y ahorrarnos la condena y el minuto de silencio, no vaya a ser que los poderosos se enfaden y ese enfado pueda interferir o deteriorar nuestros negocios.
¿A quién pretenden engañar?
Por favor, no más milongas.
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