Cuénteme otro cuento, señor consejero...
En junio de 2016 surgió una iniciativa de los padres que en ese momento llevaban a sus hijos a la escuela de Barres. La idea era que los niños escolarizados en dicha escuela pudieran permanecer en ella dos cursos más, primero y segundo de Primaria, dada la cercanía de los maestros, su trato personalizado a los alumnos y, en resumen, la calidad de enseñanza de la que son emblema las escuelas rurales. Con esto se pretendía, además, evitar el cierre de esta escuela y darle una oportunidad para seguir formando parte de la oferta educativa de la zona.
Los padres de estos niños soñamos con que nuestros hijos jueguen, aprendan y convivan con niños de diferentes edades, que su cole siga estando cerca de sus casas y lugares de trabajo de sus padres, que sigan yendo felices a la escuela para compartir con su otra familia, niños y maestros, sus experiencias. Soñamos con que se pudiera mantener viva la escuela de un pueblo que lleva cumpliendo su función desde hace más de cien años y que, además, dispone de medios humanos e infraestructuras suficientes. El servicio educativo de nuestra escuela supone también un vínculo social y de conciliación familiar para los habitantes de Barres. Un sueño que fue apoyado por unanimidad por los órganos de gobierno del centro, Consejo Escolar, claustro y por el propio Ayuntamiento de Castropol.
Todo esto y más soñábamos cuando en enero de 2017 nos dijeron que sí, que efectivamente nuestro sueño se cumpliría. Usted, señor consejero, había creído en las posibilidades de las escuelas rurales, en su capacidad de recuperación, y les había dado una oportunidad. El cuento tenía final feliz...
Pero como nunca llueve a gusto de todos, unas semanas después usted se vio en la disyuntiva de decidir entre los intereses de unos (educativos) y los de otros (¿educativos o de otra índole?). Y optó por los de otros. No nos cuente cuentos, señor consejero, queremos que nos mire de frente y nos diga la verdadera razón para que este sueño no se cumpla.
Y llegará el día no muy lejano en que despertaremos de este sueño y nos daremos cuenta de que los servicios complementarios gratuitos nunca sustituirán los valores que buscamos en la educación de nuestros hijos. Y será, si no lo remediamos, demasiado tarde. Ya no habrá marcha atrás, no tendremos en nuestro concejo posibilidad de elegir y tendrán lo que querían: una sola opción de colegio público; eso sí, nuestros hijos comerán y viajarán gratis, que al fin y al cabo parece que es lo que importa. ¿O no....?
Creo recordar que el 19 de agosto de 2015 el Consejo de Gobierno del Principado de Asturias acordó conceder la Medalla de Asturias de Plata a las Comunidades Educativas de los Colegios Rurales Agrupados del Principado de Asturias por los siguientes méritos:
"Ayudar a preservar el sistema educativo en la zona rural. En reconocimiento al tesón de todos los agentes (familias, alumnado, profesorado y ayuntamientos) que han hecho posible el sostenimiento de la escuela rural y, así, la igualdad de oportunidades en la enseñanza. Por su contribución al desarrollo de los intereses generales del Principado de Asturias".
Y me pregunto: ¿Lo habré soñado? ¿Se trató meramente de un acto político? ¿Han cambiado los intereses generales del Principado? ¿Qué hará la escuela de Barres con la medalla expuesta en su entrada?
¿Me puede contar otro cuento, señor consejero?
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