«No» a la incineradora de Serín
Empezamos mal el año. Mientras el presidente Zapatero se reúne con una comisión de sabios, riámonos a mandíbula batiente, para ver si le dan alguna idea del estilo de las que nos han traído hasta aquí y, tanto en Asturias como en España, seguimos batiendo todas las marcas del paro, la seudoizquierda regional vuelve a desempolvar alguno de sus proyectos más queridos como el embalse de Caleao o la macroincineradora que Cogersa quiere instalar en Serín para quemar las basuras, no sólo de Asturias, también de otras regiones. Es muy difícil de entender que exista gente que, residiendo en la amplia área geográfica que sería espolvoreada por las emisiones de dioxinas y otras sustancias muy peligrosas para la salud que emiten las incineradoras, defienda este tipo de instalaciones. Es como si no les importara que sus vecinos, su familia y ellos mismos tengan que respirar esa mierda. El fanatismo político y la supeditación a intereses irracionales llega hasta ese punto. Sin que, por ser de derechas, uno tenga que comulgar con estas cosas, está clarísimo que la defensa medioambiental es consustancial con las ideas de progreso y tiene que ser, inequívocamente, bandera de la izquierda. Las fechorías de los socialistas asturianos contra el entorno son muchas y variadas y lo sabe bien el presidente Areces que, en el discurso del otro día en la inauguración del túnel del Rañadoiro, como si tuviera un sentimiento de culpa, quería convencernos de lo contrario. Este año veremos lo que sucede con El Musel y con los millones de toneladas de carbón que Hunosa tiene almacenados y cómo Areces y Villa intentarán seguir jugando con una comunidad autónoma al borde de la extenuación.
Habrá una campaña de propaganda política en los medios para convencer a la gente de lo inevitable y ventajosa que resulta la incineradora, es más, con dinero público ya se pagaron viajes, bien orquestados, al extranjero para que representantes vecinales y acríticos varios visitaran instalaciones similares en otros países. La verdad es que existen otras plantas, como la de Nueva York, por ejemplo, que procesan las basuras de más de 20 millones de habitantes (veinte veces la población de Asturias) y donde el tratamiento de los residuos domésticos e industriales pone el acento en el reciclaje. Por compactación se fabrican adoquines que sirven de base para las carreteras, se fabrica gas a partir de residuos orgánicos, etcétera. En Cogersa el porcentaje de reciclado del total de basuras recogidas es muy pequeño: uno, porque los ciudadanos no hacen una adecuada selección de los residuos; otro, porque no existe la tecnología necesaria para la transformación y la reutilización de los materiales. Habrá que trabajar en esta dirección y nunca en la de las ponzoñosas chimeneas.
Ya veremos si la velada amenaza de IU (el PSOE debería ser consciente de que no gobierna en solitario) va más allá o se queda sólo en eso.
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