Hierro supera los malos números de Generelo
En el mundo del fútbol todos los equipos según se va desarrollando la temporada, cuando se empieza a acercar el final de la misma, todos sin excepción, apelan a que en los últimos diez encuentros del Campeonato es cuando se decide el resultado final del mismo. Es entonces cuando empezamos a escuchar las ya manidas frases de que “hay que darlo todo”, “vamos a ir a muerte” ,”estamos ante diez finales”, “es la hora de competir de verdad”, “vamos a darlo todo por nuestra afición”, etcétera,etcétera. Cuestiones todas ellas que se quedan en mera palabrería y, al final, nada tiene que ver con la realidad.
En el caso del Real Oviedo en la presente temporada ya llevamos desde la jornada treinta y dos escuchando a los jugadores y a su entrenador, Fernando Hierro, esas mismas frases. Los resultados y los hechos a la vista están para demostrar aquello de que una cosa es predicar y otra dar trigo. Viene esto a colación porque la temporada pasada después del fiasco sufrido con Generelo de entrenador, al que se le consideraba capacitado para, al menos, clasificar al equipo en puestos de play-off, cosa que no ocurrió, en ésta se vuelve a repetir la situación, pero con el agravante de que los números son peores. A saber, con Generelo en los últimos diez partidos el equipo consigue diez puntos. En la presente y desde la jornada treinta y dos se han conseguido seis puntos. Números claramente inferiores. Si con Generelo se pensaba que no se podía hacer peor, pues resulta que Fernando Hierro ya lo superó.
Datos que deberían servir para que el Grupo Carso, de una vez por todas, contrate a un entrenador con experiencia contrastada y se deje de hacer experimentos con entrenadores “becarios” como es el caso de Fernando Hierro. Cuando se le contrató, la mayoría de aficionados ya veía en él lo que se sospechaba, que carecía de experiencia alguna como entrenador, ya que a nadie había entrenado. El resultado del “experimento” fue que durante toda la temporada el equipo nunca tuvo un patrón de juego definido, partidos de juego tedioso y aburrido, menosprecio total a la cantera y un final de temporada de lo más decepcionante. Todo ello aderezado con una plantilla que, en general, dejó mucho que desear en cuanto a rendimiento y en muchos partidos haciendo ridículos sonrojantes, sobre todo en los encuentros a domicilio.
De cara a la próxima temporada sería de agradecer que no se cometieran errores que ya empiezan a ser reiterados. Para ello habrá que poner empeño y, sobre todo, voluntad de hacerlo. Está probado que la afición del Real Oviedo es muy fiel a su equipo, pero si al final de temporada comprueba que se le toma el pelo igual esa fidelidad se empieza a resquebrajar. En los estamentos del club deberían tomar nota de ello.
Alfonso Muñiz Solís
Socio número 287
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