Los problemas de la Ascensión
La feria de la Ascensión, antaño tan importante, está a día de hoy herida gravemente, y la verdad, no sé si sobrevivirá o acabará desapareciendo, esperemos que vuelva a su grandeza. Mucha gente se ha aventurado a hablar de sus males y problemas, y yo, gracias a este diario que me lo permite, también quiero dar mi opinión, al igual que hice hace un año con otra carta titulada “breve escrito sobre la Ascensión”.
En esta edición del año 2017 no hubo ni 500 reses, cuando hace décadas se contaban por miles y la feria duraba cuatro días. ¿Las causas? Hay quien dice que había poco ganado por haber sido dos días antes la feria de Corao, y un par de semanas atrás, la feria de San Isidro en Llanera, pero, seamos serios y sinceros, al mercado semanal de Pola de Siero llegan cada lunes y jueves centenares de reses y no por ello la semana siguiente hay menos, por lo que hay que buscar otro motivo por el que los ganaderos asturianos no llevaron sus animales a intentar venderlos. ¿Y cuál es este motivo? En mi opinión, es que desde la organización se dijo que no se permitiría sacar a los animales hasta el domingo. Literalmente, se dijo que esto se hacía para que los visitantes pudieran ver el ganado (no entiendo por qué no pueden ir a verlo el sábado).
Mucha gente, al saber que debería estar dos días en la feria, obligada sin razón, prefirió no llevar animales o venderlos en casa. ¿Por qué debe un paisano quedar dos días en la feria? ¿Quién atenderá su ganado mientras tanto? Y si el domingo tiene otros compromisos, ¿qué hace?, ¿abandonar a sus animales? Esa tontería, porque es una tontería, de que los animales deberían estar hasta el domingo no sólo hizo que mucha gente no llevara animales, sino que hizo que muchos compradores de fuera no vinieran a comprar, porque, volvemos a lo mismo, ¿y si tiene otras cosas que hacer el domingo?
Las instalaciones no han evolucionado nada (bueno, al menos este año había un bar). De nuevo los animales están a la intemperie. La organización se encargó de que hubiera carpa, comida y paja para la cama de unos animales que iban al recinto ferial a exponerse, como si fuera un escaparate. Pienso que habría estado mejor repartir aquellos paquetones de paja entre los asistentes para que el ganado pudiera comer, en vez de utilizarlos para mullir cuatro vacas “fartas” de pienso y de andar por concursos. Animales de mucho nivel, sí (desde aquí doy la enhorabuena a sus propietarios), pero lo que deja dinero en una feria de ganado es eso, la compra-venta de animales, no la exposición.
Había vallas para hacer corrales, pero eran de alquiler. Espero que en próximas ediciones el Ayuntamiento ovetense ponga directamente vallas a disposición de los ganaderos, para que los animales puedan estar separados en corrales, y sueltos, pues no olvidemos que en el decreto 115/2002, de 5 de septiembre, en el artículo 4, apartado b, se dice que las instalaciones deben permitir el manejo adecuado, y no creo que se considere adecuado que haya simplemente un par de cables de acero para atar a los animales. También había varios puntos de agua; desconozco la procedencia de los grifos, pero uno rompió al primer intento de abrirlo. Unos abrevaderos junto a ellos habrían estado bien, para que los ganaderos no tuviesen que andar llevando el agua con un caldero.
La edición de este año ya ha pasado y nada podemos hacer salvo analizar los errores e intentar mejorarlos de cara a próximas ediciones, pero la verdad, creo que poca gente ira en el 2018, pues tampoco ayuda a ello que se sancione a los ganaderos con multas de varios miles de euros por, por ejemplo, llevar en un remolque tres potros del tamaño de un poni. Gente trabajadora, que intenta ganarse honradamente el pan, sin robar nada a nadie, viene a la feria con ilusión, recorre media Asturias para intentar vender tres potros, sabiendo que si no se venden puede que los coman los lobos, y cuando llegan aquí se les multa por presunto maltrato animal por llevar un potro de más en el medio de transporte. ¿Quién será la parte más interesada en que los animales lleguen a su destino en buen estado? Estas leyes de hoy en día, impuestas por Europa, están asfixiando poco a poco a los ganaderos, y cuando éstos no estén, no sé de qué vamos a vivir o qué vamos a comer.
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