Un Antonio Rico es un Antonio Rico
El triplete que conforma el seudónimo de Antonio Rico en la columna “En canal” de LA NUEVA ESPAÑA sigue de nuevo diciendo, en su artículo del pasado martes día 6, que los creyentes somos unos “necios” e incluso que somos unos radicales, para llegar a deducir que acabamos siendo unos terroristas asesinos, al menos en potencia. Lo dice a pesar de que perdió por goleada (2-8, pues tuvo dos artículos a favor y ocho en contra en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA) en la polémica que se creó hace un par de meses por la columna citada, donde con motivo de la Semana Santa insultaba a los cristianos. O quizá vuelve otra vez al tema para buscar de nuevo jarana, o por narcisismo, o por otras razones. No lo sé, pero el caso es que lo dice.
Y lo dice con el absolutismo, la rotundidad y la omnisciencia que precisamente critica de los que tenemos fe en un Dios Absoluto, Rotundo y Omnisciente. ¿Tiene lógica Antonio Rico en este caso? Me parece que ninguna. Si somos “necios” –como dice ahora– o “pobres majaderos” –como decía dos meses atrás–, más necios y más majaderos seríamos si le hiciésemos caso.
Da la impresión de que Antonio Rico quiere ser dios, incluso con ese detalle de ser tres personas distintas en un solo Antonio Rico. Pero lo que me parece claro es que Antonio Rico tiene una cierta psicopatología, que se sitúa entre la neurosis obsesivo-fóbica y la psicosis paranoica centradas en sus vivencias sobre religiones y creyentes. Síntomas que, por cierto, se puede entender que están presentes en los auténticos radicales terroristas, no sólo potenciales, sino en los que acaban por cometer ataques mortales.
Las tres personas que son el seudónimo Antonio Rico me merecen el respeto que nos debemos los humanos que intentamos tener buena voluntad, pero el bodrio Antonio Rico no, no me merece respeto. Antonio Rico está como un cencerro y/o es tonto y/o es malo. Y es un pelmazo.
Ángel García Prieto
Oviedo
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