RAJOY-SÁNCHEZ:SE IMPONE UNA SINCERA CHARLA
A nadie medianamente informado de los embrollos de la vida política española se le escapa que la relación personal entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general electo del PSOE, Pedro Sánchez, no es precisamente muy buena, por no decir llanamente mala.
Durante la anterior época de Sánchez al frente de los socialistas hubo diversas muestras de esta antipatía mutua. Evidentemente, esto no es positivo, pues un buen entendimiento personal entre políticos es una herramienta muy eficaz que puede salvar los abismos ideológicos más insuperables. Recuérdese la relación que tuvieron en su día el secretario general de PCE, Santiago Carrillo, y el presidente surgido del antiguo Movimiento, Adolfo Suárez. Gracias al buen tono de su relación se resolvieron cuestiones que, por aquél entonces, parecían imposibles.
El hecho de que la simpatía no aflore entre Rajoy y Sánchez no debe ser impedimento para que ambos se pongan de acuerdo en cuestiones de suma importancia para España, como es el problema catalán. No, no entremos en los dimes y diretes de si Rajoy felicitó o no a Sánchez tras su victoria en las primarias. Lo importante es que, ambos políticos mantuvieron una beneficiosa conversación telefónica en la que Pedro Sánchez le aseguró a Mariano Rajoy que el PSOE colaborará con el Gobierno de la nación para frenar y neutralizar el referéndum independentista en Cataluña, cuya celebración parece cada vez más probable tras la reunión de estos pasados días entre el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y los partidos soberanistas para fijar la fecha y el contenido de la pregunta de la consulta. Si el enrocamiento de Puigdemont es la mala noticia de los últimos días, la unidad de criterio en una cuestión tan vital entre los dos principales partidos de nuestra democracia es la buena.
Ahora bien, el diálogo entre los dos políticos no debe quedarse solo en el tema catalán. Además del órdago soberanista, en España siguen existiendo numerosas cuestiones que requieren --que exigen-- un acuerdo entre el PP y el PSOE. Nos referímos, por ejemplo, al futuro de las pensiones, a las políticas de empleo, al gran pacto por la Educación, que sigue pendiente, a las grandes infraestructuras y a un largo etcétera.
Porque, además, nadie les pide a Rajoy y a Sánchez una sincera amistad, simplemente responsabilidad política y diálogo para resolver los problemas más apremiantes.
En definitiva, que uno y otro zanjen su cerrada postura de antaño.
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