Emboscada en Palacio Valdés
Tengo 40 años y aunque de un tiempo acá tengo abandonadas las salidas nocturnas, dígase salir de copas, por la edad, la crisis, etcétera, el pasado viernes 19 decidí salir con unos compañeros a celebrar la Navidad a un conocido restaurante de Oviedo.
Mi pesadilla empieza después de cenar y tomar una copa, cuando me dirijo a mi domicilio por la céntrica calle Palacio Valdés y a la altura de las oficinas de la Caja Rural dos adolescentes marroquíes se dirigen a mí con intenciones de agredirme, y digo «marroquíes» por las palabras que intercambiaron entre ellos y su afición a las bolsas de pegamento. Mi primera reacción fue esquivarlos, acelerar el paso y cuando girase a la altura de la iglesia de San Juan marcar el 112, a los cuales les estoy muy agradecido por atender mi llamada desesperada de auxilio. Mi sorpresa es que aquellos dos adolescentes se convirtieron en seis u siete, y yo era su presa. Me salvé de los objetos punzantes de aquellos zombis cargados de pegamento gracias a la cercanía de mi domicilio, al 112 y a la suerte, si no sería noticia de «Sucesos» en su periódico. Esto me hace reflexionar y entender a los vecinos del Parque de Invierno, a los empleados del Materno Infantil de Oviedo, entre otros muchos afectados entre los que me incluyo, y veo que a la Consejería de Bienestar Social esto se le escapa de las manos, dejando actuar a sus anchas a menores extremadamente peligrosos y armados por las calles de Oviedo a las cuatro de la madrugada. Ustedes cierran los ojos al problema que ya paga el ciudadano. Personalmente a mí esto me abre los ojos para un próximo ataque estar más prevenido, ya que denunciar no sirve; bueno sí, para que los angelitos sepan dónde vives y preparen su «vendetta». Sin más, recordarles a los políticos de esta región el nivel tan bajo que tienen, los problemas ahí están y que lleven cuidado si salen a celebrar la Navidad por el centro de Oviedo. Feliz Navidad.
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