El muro de Berlín
La rivalidad, ¿qué digo rivalidad? RIVALIDAD, así con mayúsculas, que es más espectacular, llena más espacio y sobre todo genera más expectación.
Llevamos muchos años sin vivir ese partido entre Oviedo y Sporting, pero tal parece que ambas aficiones hubiésemos estado separadas por el muro de Berlín. Nada más lejos de la realidad.
Convivimos día a día en nuestros trabajos, en las cafeterías, tomando cañas entre amigos e incluso en comidas familiares.
Siempre ha habido oviedistas y sportinguistas. Siempre hemos convivido y esa SIEMPRE, y ahora sÍ pongo las mayúsculas para destacar, SIEMPRE ha sido la normalidad.
Discusiones, enfados, en ocasiones hasta malhumoradamente, pero sin pasar de ahí. Todo lo que pase de ahí ha sido una excepcionalidad. Que nadie pretenda hacer de eso la norma. Y sobre todo, que nadie pretenda hacer de esta cuestión una caza de brujas de buenos y malos, pues haber ha habido, hay y habrá de todo en ambas aficiones.
Cuídense mucho de querer convertir a alguien en víctima o verdugo en función de si les gusta más el rojo o el azul, porque entonces no serán parte de la solución, serán parte del problema, y lo peor aún, estarán alimentándolo.
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