La Nueva España » Cartas de los lectores » Cataluña, que no me la quiten

Cataluña, que no me la quiten

24 de Junio del 2017 - Isabel González Fernández-Argüelles (Avilés)

Me encanta Cataluña. Tengo allí amigos para siempre, que, por cierto, adoran venir a Asturias. Son educados, pacíficos, acogedores, solidarios y honrados. Sólo si se vive allí se puede conocerlos bien y comprenderlos. Y quererlos. La mayoría no tienen ocho apellidos catalanes, pero cuidan con mimo sus costumbres y tradiciones. Sus padres o sus abuelos procedían en gran número de la España humilde de la posguerra y hacen honor al dicho: “Es de bien nacidos ser agradecidos”.

Y eso mismo me pasa a mí: en los diez años largos que viví en Barcelona nadie me hizo sentir de fuera porque a los cuatro que lo intentaron los ignoré. Muy al contrario, desde el primer día me regalaron su hospitalidad y su compañerismo, me contagiaron su seriedad en el trabajo y su amor por esa tierra maravillosa que es Cataluña. Y disfruté allí de la vida como si fuera mi casa, porque lo era.

Otra cosa es la deriva independentista de las instituciones que fue consiguiendo que muchos españoles que trabajábamos allí claudicásemos ante tanta imposición absurda. Cada vez se notaba más en las constantes ocurrencias de la Consejería de Educación, vendida al nacionalismo del Tripartito, cuyas normas lingüísticas rozaban la segregación de los niños “castellano-parlantes”, como llegaron a llamar a nuestros hijos no sólo en la escuela pública, sino también en los colegios concertados. Como si fueran pequeños soldados de bandera estelada obligados hasta a pedir ir al lavabo en catalán.

Y mi Barcelona del alma: la de Gaudí. La de Josep Carreras y su Fundación Contra la Leucemia. La del espíritu del 92 desde las Olimpiadas. La del Hospital San Juan de Dios, el de San Pablo y todos los grandes hospitales, donde cualquier persona enferma es atendida en su lengua incluso con la ayuda de traductores en muchos casos. La Barcelona de las Ramblas siempre invadidas de turistas. La de la Catedral y la del mar. La del Barça y la del Español, y hablo de una inmensa mayoría de “futboleros” normales que llenan los campos emblemáticos aunque sus aplausos sean enmascarados por los pitidos de energúmenos impresentables disfrazados con banderas inconstitucionales cuando viajan a presenciar la Copa del Rey.

Yo no tendría ningún miedo a un referéndum sobre la independencia si votasen todos los ciudadanos y habitantes de Cataluña. Estoy convencida de que saldría el no a la independencia por mayoría aplastante porque la mayor parte de la gente se siente catalana y española, es indiscutible si se ha vivido allí. Pero la manipulación de los independentistas es tal y ha sido tan consentida por nuestro Gobierno de España desde que éste les dio alas y privilegios que otras comunidades autónomas ni soñarían, que ya tienen a su disposición todas sus instituciones y sus medios audiovisuales públicos para poner en marcha su enorme arsenal propagandístico y abducir a muchos ingenuos votantes con sus cantos de sirena separatistas... ¡¡Y pagados por todos los contribuyentes, sean catalanes o españoles!!

Todos esos catalanes a los que antes me refería, la gente de a pie, los que saben perfectamente que es una patraña muy bien elaborada el “slogan” de que “España nos roba” (en vez de reconocer que los que les roban millones de euros son el clan Pujol y afines)... Los que emplean su tiempo en trabajar todo el día para mantener a sus familias y cruzan Barcelona en metro para volver a sus casas antes de que sus niños estén dormidos. Los miles de parados que sólo pueden pensar en buscar y encontrar empleo mientras la casta de políticos catalanes independentistas gasta millones de euros de los impuestos de todos en alimentar al monstruo insaciable del independentismo que se han inventado unos pocos. Esos catalanes normales (sí, normales, porque los normales son ellos por mucho que los otros hablen de “su norma”) y trabajadores como la inmensa mayoría de los asturianos, gallegos, vascos, cántabros, navarros, logroñeses, aragoneses, castellanos, extremeños, valencianos, murcianos, andaluces, madrileños, ceutíes, melillenses, mallorquines y canarios. Todos esos catalanes mucho me temo que no tengan ya ni tiempo ni medios para organizar un levantamiento pacífico y manifestarse contra esa organización delictiva y anticonstitucional.

Y está por ver si la señora ministra de Defensa y la Presidencia del Gobierno de España cumplen esta vez sus advertencias y faroles, cuando nuestra Constitución contiene claramente los mecanismos legales para extirpar de raíz este gran despropósito. Ya el presidente Zapatero se atrevió a ello durante la huelga encubierta de los controladores aéreos, creando un precedente a copiar. Pero el “buenismo” de este Gobierno del PP raya en la ridiculez desde que permitió la exhibición vergonzosa de urnas ilegales en la anterior consulta del 9 de noviembre de 2014, sin intervención alguna de las Fuerzas de Seguridad del Estado, “para no pisar callos” a los insurgentes.

Que detengan de una maldita vez por sedición a los conspiradores, de noche y por sorpresa en sus lujosas torres y mansiones de estilo “Pedralbes”, para conducirlos primero a declarar en la Audiencia Nacional y a continuación que pasen una temporada de “vacaciones” en cualquier cárcel del “país extranjero España”, que se las pagamos encantados los españoles.

Cartas

Número de cartas: 45965

Número de cartas en Septiembre: 69

Tribunas

Número de tribunas: 2084

Número de tribunas en Septiembre: 6

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador