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Y ahora la criatura

19 de Junio del 2017 - Justo Roldán (Oviedo)

“Compromís quiere que se diga ‘criatura’ y no ‘niño’ o ‘niña’ para acabar con el machismo”. Y la consejera de la Sanidad valenciana, que es la autora, se queda tal cual. Aquí por cambiar hay que cambiar hasta los “usos y las costumbres” que la sociedad se ha dado en el transcurso de la historia, sin que para ello hubiera o hubiese necesidad de que mediasen las autoridades. Hoy ya son las autoridades (cualesquiera) las que pretenden imponernos otros “usos,” y cambiarnos nuestras “costumbres”.

No es que tenga una importancia capital, el uso de criatura, niño, niña, etc., etc. ¡Para nada! Es el hecho; son los hechos que uno ve día a día y que demuestran un dirigismo autoritario que terminará ahogando a una sociedad que dejó esta situación allá por los años 70-80 del siglo pasado.

Salimos de un régimen autoritario, no se duda, al contrario, a veces se echa de menos. Después hemos tenido una libertad, unos derechos y un “laissez faire” hasta que llegaron los antisistema, ya de retirada de los países del norte y centro de Europa, y comenzaron a importar de la América bolivariana lo menos selecto de aquellos países. Así que mientras allá se defienden a los indígenas, se protegen sus tradiciones, su cultura y sus “usos y costumbres”, aquí pretenden cambiarlas por imposición.

Veamos unos ejemplos: una vez que estos nuevos “prêt-à-porter” de estilo indigente, pero de marca, salieron de las “plazas” y se metieron en los “círculos”, no sólo están marcando una moda, un estilo, un lenguaje y hasta unos hábitos de higiene personal, sino que pretenden imponérnosla so pena de calificarnos de retrógrados, como poco. De tal manera que lo primero fue “sacar del armario” a los que había metidos. Y meter en el “armario” a los que estábamos fuera. Inmediatamente, ir imponiendo -igualmente, so pena de lo anterior- otro lenguaje sobre el ya existente, que -dicen- era y es, cómo no, ¡machista! Así que a feminizarnos todos. O sea, igual que en el régimen anterior, sólo que éste es más moderno en el tiempo, pero de iguales conductas que el del pasado. ¿Qué vino a continuación? ¡La libertad! ¡El derecho infinito! y las obligaciones con fecha de caducidad. La libertad -su libertad- que tiene como principio otra expresión francesa, “laissez passer”, dejar pasar, que si no os apartamos. O hacéis lo que decimos u os imponemos lo que tenéis que hacer. ¿Cómo que los hombres, los nuevos perseguidos, tenéis la desfachatez de abrir las piernas? ¡De eso nada! Así que uno se queda boquiabierto, porque no llega a comprender qué es eso de la “sociedad civil” ni en qué se diferencia de la “otra”. Así que venga, ¡basta ya!, que se dejen de tonterías, que se pongan a trabajar, que piensen un poco, y que se olviden de “l’imagination au pouvoir” del Mayo francés, que ya tiene “moho”, mientras que los asturianos en particular, como los españoles en general, estamos hartos de tanta “pegatina”, de tanto “grafitero” y de tanta pancarta. Creo -lo aseguro- que somos lo bastante adultos como para expresarnos como nos dé la gana, para transmitir nuestros usos y costumbres a nuestros descendientes y a defendernos de la cultura de laboratorio. Tenemos tradición. ¡Enteraos!

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