Orgullo
Desde el descenso del Real Sporting de Gijón hemos visto cómo en redes sociales y determinados medios de comunicación regionales ha aparecido de forma espontánea y repentina un concepto de “rivalidad sana”. Estas dos palabras refieren una idea nueva, no porque sea la primera vez que se habla de ella, sino porque parece ser ahora la primera vez que algunos quieren aplicarla en Asturias. Creo que no descubro nada nuevo a muchos asturianos, muchos ovetenses, cuando digo que lo que la mayoría hemos vivido a lo largo de la última década y media es precisamente todo lo opuesto a esa preconizada rivalidad sana que ahora desde la cosmopolita y moderna Villa de Gijón pretenden imponer. Estos años, y ésta es la realidad, han estado caracterizados por múltiples y diversas faltas de respeto y otras acciones que mejor dejar en el pasado por el bien de todos. Los oviedistas, sobre todo aquellos que son de fuera de Oviedo, hemos tenido que soportar insultos y menosprecios por parte de una parte de los aficionados del gran club astur, aquel que debía ser nuestro por defecto en caso de nacer en esta región. Pues bien, nunca nos venimos abajo. A pesar de todo aquello que tuvimos que soportar, en ningún caso se nos pasó por la mente dejar apartado en la memoria nuestro escudo azul y blanco, el escudo del mejor club de Asturias, del Real Oviedo. Catorce años después, los mismos que proferían insultos a nuestros jugadores por los campos de Asturias, nos piden respeto y buenas maneras. Pues las habrá, no temáis. Las habrá, no porque las merezcáis, sino porque ni somos ni seremos jamás como vosotros. Las habrá, por un motivo por encima de todos: porque fuisteis vosotros, con vuestras acciones, los que nos hicisteis ver el Orgullo de pertenecer a esta gran familia azul, a pesar de todos y de todo. Con todo ello, me apiado de vuestra pesadumbre. No en vano, habéis desperdiciado catorce años de ayudas y superioridad de una manera tan grande, que sólo es comparable a vuestro grandonismo. Espero de corazón que hayáis disfrutado todo este tiempo, pero no os olvidéis de que la felicidad es efímera. Nos encontramos de nuevo en la misma división, que no categoría. Por mi parte la rivalidad será tan sana como mi memoria me lo permita. Ahora bien, lo que no habrá, porque eso sí que mi memoria no me lo permite, es ni olvido ni perdón. Ni ahora ni nunca. Oviedo por todo y ante todo, ése fue siempre, y siempre será, nuestro más fiel lema.
“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”. Charles Reade.
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