Cien años de ausencia del tambor en la música asturiana
Por medio de la presente queremos expresar nuestra más profunda tristeza por la lamentable ausencia de la pareja de tambor y gaita, gaita y tambor o música de país –como se denomina aquí en Asturias–, en la publicación de «100 años de música asturiana grabada» que editó ese diario y que coleccionamos como amantes de nuestra música y partícipes de ella que somos. Así, no podemos entender la música en la zona centro-oriental de nuestro Principado sin la mencionada pareja, ya no sólo en cien años, sino en varios siglos. ¿Con qué se bailaba?, ¿con quiénes se despertaba la gente el día de la fiesta del pueblo o villa?, ¿quién tocaba en la misa y la procesión?, ¿quién acompañaba al ramu?, ¿quiénes daban los pasacalles acompañando a cabezudos, grupos folclóricos, carrozas, etcétera?, ¿o acaso no son dignos de tener en cuenta esas parejas y en especial los tamboriteros o tamborileros?
Estos percusionistas –que son los grandes olvidados en ese coleccionable– fueron y son parte muy importante de la historia de la música regional, sin los que no se entiende el folclore en estas zonas de Asturias ya mencionadas. En lo único que no participaban era en el acompañamiento de la canción asturiana –donde actúan gaiteros solistas haciendo muchas veces gala de su virtuosismo– y en el interior de los llagares, porque rompían «la paz del llagar» –según creencia popular– para obtener como resultado una buena sidra.
Aquí, durante siglos –desde el siglo XVI por lo menos– es la pareja y especialmente el tambor (más antiguo que la gaita, por cierto) por quien se bailaba y se baila, quien marcaba y marca el paso en procesiones, pasacalles, desfiles... quien repica en las alboradas y dianas o quien da el toque de solemnidad en los momentos más importantes.
¿O acaso será que no hubo o hay tamboriteros en parejas consagradas, de renombre suficiente como para ser incluidas en las grabaciones publicadas? Podríamos aportar muchos, pero ahí están para cualquiera que observe mínimamente las grabaciones en disco, casete y trabajos de campo o del Museo del Pueblo de Asturias con calidad suficiente de: Remis Ovalle y su hijo al tambor; Fermín Menéndez «El Gasparu» y Belarmino Viña; Sarrillo y Serielles; Luis de Arnizo y A. Álvarez; José G. Villanueva y Rodolfo Solís; Feliciano Iglesias y Luis Serielles; Pepe Blanco y B. Viña; Antonio Menéndez y R. Solís; Silvino F. Fueyo con Javier Bas o con Andresín; Ignacio Noriega y Manolín el de Poo; Honorino y Eliseo... en fin –por homenajear a los ya desaparecidos mayormente–, o donde aparecen también Aquilino y Avelino Rodríguez (Carbayín) –tamboriteru que obtuvo el primer premio como instrumentista en el IX Concurso regional de la canción asturiana en el año 1983–, Machachón padre e hijo (consumados maestros, también en casete y CD); Milio «El Torneru», Ramón Álvarez, Che Lavandera, Xarreru, etcétera.
Esta es la giraldilla
del dulce meneo,
que bailan en Cabrales
los cabraliegos,
que tran, larán, laranla,
que tra, larán, lará,
con un tamboriteru me tengo que casar,
tamborilazos vienen,
tamborilazos van.
Joaquín Areces Antuña y siete firmas más
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