Andrés Rodríguez
Ha sido un ejemplar sacerdote y un hombre de bien que se nos acaba de ir en el pueblo allerano de Boo, en el que se puede decir que ha sido párroco durante toda su vida sacerdotal. Tristeza y dolor en Boo, rico e importante medio rural, y también en cuantos lo trataron y conocieron. Conocimos a Andrés en el Instituto de Aller, en el que compartimos amistad y enseñanza, y allí ha dejado también un grato recuerdo. Este ejemplar sacerdote tenía también una gran inquietud e interés por el medio rural, y por eso era tan feliz y se encontraba también en este importante pueblo de Aller, enclavado en plena montaña y rodeado de bosques y de belleza natural. Y con un serio peligro hoy, con ese “pedrusco” que amenaza desprenderse y arrasar medio pueblo. Hay que evitar este riesgo, que sería una verdadera tragedia, cuanto antes y como sea.
La muerte de Andrés Rodríguez, cura párroco de Boo, viene a agudizar más aún el serio problema que existe, por falta de sacerdotes, en lo concerniente a la vida religiosa en Aller, como en tantas otras partes del medio rural asturiano. Ayer, con sacerdotes viviendo en sus parroquias, con el pueblo y para el pueblo. Hoy es todo lo contrario. Y así vemos cómo Eduardo Zulaiba, párroco de Moreda y Caborana, además de atender las de Murias y Santibáñez, ahora se tiene que hacer cargo de la parroquia de Boo. Falta de curas en el medio rural. ¿Sobran en la capital?
Y a Boo acaba de volver, a su querido pueblín, Fany Cocaño, una gran mujer que ha hecho historia en la sanidad de la Seguridad Social, primero en Valladolid y luego en Tenerife, Ayuntamiento de Arona, en donde ha dejado un grato recuerdo tanto en lo profesional como en sus gentes. Porque Fany es un compendio de bondad, amabilidad y simpatía, amén de una gran generosidad. Por motivos familiares, la señora Cocaño tiene ahora un pie en Tenerife y otro en su Boo. Y aquí, siempre su corazón.
Ricardo Luis Arias
Aller
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