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Infancias robadas

28 de Junio del 2017 - José Antonio Gutiérrez González (Piedras Blancas)

La crueldad con la infancia siempre me ha sorprendido y me sigue impresionando.

Todos los años en el mes de febrero se celebra el "Día Internacional del Uso de Niños Soldado" y, precisamente hoy, quería cubrir unas líneas sobre estos seres porque también son los más olvidados de este mundo. Pienso en el pequeño y frágil cuerpo de un niño, en sus ojos llenos de inocencia y de curiosidad. Pienso en su voz dulce por infantil, en su confianza a pesar del peligro y no me explico de qué color puede tener el alma la persona que levanta la mano para golpear a un niño, porque negro me parece poco justo.

Para profundizar más en el tema, leo varios testimonios publicados en Save the Children y en Unicef, y compruebo que la técnica es siempre la misma: insensibilizar, embrutecer y atolondrar a través de la violencia, a través de la tortura. Niños secuestrados de camino al colegio que son llevados a campamentos y sometidos por el miedo como arma. Al principio son golpeados, les obligan a entrenarse durante horas y duermen en el suelo a la intemperie. Están hambrientos. Cuando les han mentalizado de que si intentan escapar les matarán y que no tienen donde esconderse por que les encontrarán y les obligarán a volver, entonces los envían a luchar. Los ponen en primera línea como carne de cañón, mientras los adultos se protegen detrás y al que intenta escapar lo fusilan allí mismo.

Una vez acabada la batalla son obligados a participar en la orgía de sangre, cortando cabezas, arrancando otros miembros del cuerpo humano. A partir de aquí ya no se tiene a un niño, sólo existe un pequeño cuerpo poseído por una mente que no piensa, sólo actúa. Como le han enseñado. Este pequeño ser sabe que nunca volverá a ver a su familia, se resigna y deja de sentir.

Después de leer todo esto, el estupor y el pasmo hace que me pregunte: ¿Por qué se sacrifica a los niños de esta salvaje manera? ¿Por qué ese desprecio y fijación hacia ellos? ¿Por que son más fáciles de controlar? Ese ejército de tipos sin alma que puebla el mundo son engendros salidos del mismísimo infierno, pues cuesta creer que hayan podido tener padres y hermanos. Incluso, que ellos hayan sido niños alguna vez.

Pero aún hay más, aunque sea un poco menos grave el pecado.

Contrariamente a lo que estable la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en Bolivia hay medio millón de niños menores de 14 años que trabajan de forma habitual. El caso de críos trabajando en edades en que deberían estar formándose en la escuela y jugando con los amigos, se repite en otros muchos países del mundo.

Lo curioso del país andino es que los niños están legalmente protegidos por un convenio nacido como resultado de las protestas de los propios menores. En Bolivia los niños están organizados y tienen su propio sindicato que defiende su trabajo basándose en la necesidad perentoria de contribuir a la economía familiar y pagar sus estudios.

Sin embargo, la existencia de niños trabajadores, en Bolivia o en cualquier otro país del mundo, viene a resaltarnos, entre otras cosas, la existencia de unos niveles de pobreza intolerables en los tiempos que vivimos.

Por tanto, para los dos casos expuestos, pidamos a quien proceda, verdadera justicia social y cuanto antes. Ningún niño merece ser protagonista de una injusticia. Y estas dos situaciones lo son a cual más.

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